Sembrar hierro en el Atlántico
By Comunicaciones Terram

Sembrar hierro en el Atlántico

Estimular el crecimiento de fitoplancton añadiendo hierro al mar puede ser una manera de absorber el exceso de carbono que causa el cambio climático, afirman los científicos de una polémica investigación en el Océano Atlántico. Los ambientalistas no están de acuerdo. La Nación, 09 de marzo 2009.

El buque oceanográfico alemán Polarstern está ejecutando el mayor experimento de fertilización de aguas marinas con hierro para absorber dióxido de carbono, causante del calentamiento global.

El experimento, que se lleva a cabo al noreste de las australes islas Georgias del Sur, en aguas del Océano Atlántico, busca promover el crecimiento de fitoplancton (plancton vegetal) y la consiguiente absorción de carbono, vertiendo 20 toneladas de sulfato de hierro en un radio de 300 kilómetros cuadrados.

El hierro induce la proliferación de algas y éstas absorben más dióxido de carbono (CO2) del agua durante la fotosíntesis. Como el CO2 disuelto en la superficie del océano está en equilibrio con la atmósfera, su déficit se compensa tomando más carbono del aire.

Entonces, enriquecer las aguas con hierro podría convertirse en un modo de combatir el calentamiento global, alegan los responsables de la experiencia.

Pero los ambientalistas no comparten la idea y advierten sobre lo imprevisible que pueden ser las consecuencias del experimento.

"La absorción de CO2 mediante la activación del crecimiento de algas en el mar no constituye un método efectivo contra el cambio climático y encierra grandes riesgos ambientales. El mar puede convertirse en un biorreactor", dijo Stephan Lutter, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

También cuestionan que los esfuerzos se dirijan a absorber el CO2 de carbono y no a reducir su producción.

Sorprendidos

Los investigadores a cargo del estudio se han mostrado sorprendidos por la "intensidad" de las críticas.

"El objetivo de nuestro experimento es manipular un punto del océano en su contexto natural para entender y cuantificar los procesos que caracterizan a los ecosistemas oceánicos", explicó el profesor Ulrich Bathmann, del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina, responsable del proyecto junto con el Instituto Nacional de Oceanografía de India.

La prueba "mostrará cómo reacciona el plancton al ingreso de hierro, qué cantidad de fitoplancton se forma, qué cantidad de CO2 es absorbido, qué porcentaje del carbono permanece en el sistema, y cuánto del carbono se hunde en las profundidades del océano", agregó Bathmann.

Las organizaciones ambientalistas sostienen que la prueba se estrella con la normativa internacional.

De hecho, la Novena Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, celebrada en mayo pasado en Bonn, arrojó pronunciamientos críticos respecto de este tipo de iniciativas.

"La Conferencia tomó clara posición contra las actividades de fertilización artificial de áreas marítimas con el propósito de absorción de CO2, pues temen graves consecuencias negativas para el medio ambiente marítimo", señala el sitio del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania.

Pero el 26 de enero las autoridades alemanas dieron luz verde al experimento bautizado Lohafex ("loha" significa hierro en hindi).

Y así, 49 científicos, la mayoría indios y alemanes, además de italianos, españoles, ingleses, más un francés y un chileno, dieron inicio a la fertilización con hierro de aguas atlánticas. Entonces ya se encontraban embarcados en el rompehielos desde hacía 20 días, esperando autorización.

"El experimento marcha bien. La fertilización se llevó a cabo en un remolino oceánico cerrado. El fitoplancton crece y la biomasa se ha más que duplicado", confió Bathmann, encargado de controlar desde tierra la prueba.

Sin ánimo de lucrar
 
En los últimos 15 años la captura de carbono oceánico fue probada con fines científicos en una docena de pequeños experimentos, cinco de ellos en el Océano Antártico.

En 2007, sin embargo, la empresa estadounidense Planktos debió desistir de sus planes de fertilización con hierro en aguas ecuatorianas cercanas a las islas Galápagos (en la imagen), en el Océano Pacífico, debido a la firme oposición de ambientalistas y autoridades de la región.

Con la operación, la firma pretendía negociar en el mercado global de créditos de carbono, contemplado en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático.

Los responsables de Lohafex, en cambio, han descartado cualquier propósito comercial.

Pese a eso, las asociaciones ecologistas ven serios riesgos en el asunto. “Existe el peligro de que empresas interesadas intenten vender la fertilización con hierro como medida contra el calentamiento global, e incluirla en el mercado mundial de emisiones”, sostiene la organización ambientalista Conferencia de Acción para el Mar del Norte.

“Se trata de un plan megalómano de los investigadores. El trasfondo es el interés económico por encontrar una solución de bajo costo para el problema mundial del dióxido de carbono”, señala la organización en sus comunicados sobre el tema.

Con todo, y de acuerdo al plan original, el Polarstern dará por concluido el experimento el 17 de marzo, cuando arribe a las costas de Punta Arenas, en el sur de Chile, con la polémica desatada a cuestas.

Preocupación argentina
 
Según ha trascendido, la cancillería de Argentina se mostró preocupada por el experimento y pidió explicaciones a la representación alemana en el país, ya que si bien se lleva a cabo en aguas internacionales, sus consecuencias podrían afectar al Mar Argentino.

  • Sin comentarios
  • 08/03/2009