La batalla de madame Mitterrand
By Comunicaciones Terram

La batalla de madame Mitterrand

Ex primera dama de Francia estuvo esta semana en Chile. La activista de los derechos humanos promueve hoy una radical defensa del agua, para que sea libre, su acceso gratuito y no esté en manos de privados. Su pequeña figura contiene fuerza y voluntad, la misma que la llevó a los 17 años de edad a ocupar un puesto en la resistencia contra la ocupación nazi de Francia. La Nación, 03 de mayo 2009.

Ella es toda una leyenda. Dedicó su juventud a la defensa de los derechos humanos, cuando se enroló en la resistencia francesa al fascismo y la ocupación nazi.

Hoy, con 85 años de edad, Danielle Mitterrand recorre el mundo sobre todos los países del hemisferio sur para ayudar a hacer conciencia en defensa del agua y que el acceso a ésta sea considerado un derecho humano básico.

Esa batalla la trajo esta semana a Chile.

En Santiago se reunió con agrupaciones de familiares de víctimas de la represión, organizaciones ciudadanas que defienden el agua, estudiantes, grupos indígenas, la CUT y con la Presidenta Michelle Bachelet.

Pero también estuvo en Aysén con el obispo Luis Infanti, opositor al proyecto HidroAysén.

Para la ex primera dama de Francia, su lucha de décadas por los derechos humanos hoy tiene perfecta continuidad con el propósito que el agua sea un bien libre, gratuito y garantizado para todos los habitantes del planeta.

Con ojos vibrantes y mirada penetrante, Mitterrand recuerda que con la mayoría de sus amigos de América Latina y también de Chile estableció contactos entre las décadas del sesenta y de los ochenta, cuando el continente estaba plagado de dictaduras.

"Al principio sólo he conocido prisioneros y prisioneras políticas, personas con las que celebramos después la libertad, hemos mantenido contactos y he sumado nuevas amistades", recuerda, y relata cómo atesora las cartas de muchas personas que le fueron enviadas desde las cárceles, escritas en papeles de cigarrillos, en los tiempos más duros de los regímenes militares.

Hoy, cuenta, está clasificando las cartas y objetos que recibió de los ex prisioneros. No lo dice, pero muchas de esas personas le deben la vida.

Danielle Mitterrand también ha sido testigo de los cambios en el mundo y observa con atención la crisis del "neoliberalismo y el pensamiento único", que desde hace años viene fustigando.

"El modelo ha llegado a tal paroxismo que ha roto sus propios límites y ha entrado en crisis", dice a LND como diagnóstico del estado en que se encuentra el entramado de ideas y estructuras que han dominado al planeta en los últimos veinte años.

"El modelo neoliberal está basado en una escala que se rige por la obtención de rentabilidad, desde obtener un pequeño provecho sin producto, sin esfuerzo, con la especulación para multiplicar las ganancias, hasta llegar a la cúspide de una pirámide donde está el lucro total sin ninguna inversión, sin producir nada, sin trabajo ni esfuerzo, donde reina la especulación para que se enriquezcan unos pocos", explica con su marcado francés parisino.

France Libertés es la fundación que Mitterrand encabeza y con la cual promueve la defensa integral de los derechos de las personas.

La defensa del agua es uno de los pilares más importantes de la organización que, a través de sus proyectos en el mundo, busca generar conciencia sobre la escasez de este recurso y cómo su administración hace la diferencia entre la vida y la muerte.

EL AGUA ES VIDA

El panorama es sombrío. Un tercio de la humanidad sufre la falta de agua. Según la ONU, cada habitante del planeta necesita como mínimo 50 litros de agua diarios para beber, cocinar y bañarse; pero más de mil millones de personas en el mundo no tienen ese mínimo.

El consumo de agua ha crecido al doble de lo que aumenta la población y sigue en alza por la demanda de la industria, el agro y otras actividades que son consumidoras intensivas.

Y si el agua es escasa en cantidad, también lo es en calidad: unos cinco millones de personas mueren cada año en el mundo por enfermedades relacionadas con el agua, muchas más de las que perecen en las guerras de Irak, Afganistán o Somalia.

El setenta por ciento de este recurso se ocupa en la agricultura, lo que podría aumentar de profundizarse la crisis alimentaria, pues extensos campos dedicados a plantar alimentos están siendo derivados a vegetales para agrocombustibles.

La población también está cambiando sus hábitos alimentarios, como en China, y en los últimos años se registra un mayor consumo de carne, por ejemplo.

Un kilo de carne de vaca, que se alimenta de granos, necesita quince metros cúbicos de agua, mientras que para producir un kilo de cereal sólo se precisan tres metros cúbicos.

Las estadísticas dan la razón a Danielle Mitterrand y su fundación. Según la ONU, el año 2050, "apenas 40 años más", unos seis mil millones de habitantes sufrirán la escasez de agua, entre otras cosas por efectos del cambio climático.

Después de todo, apenas el 2,53% del agua total del planeta es dulce.

"El agua no es sólo un recurso natural más, es la vida. El agua tiene que ver con la vida. En todos los países se lucha por ser más rico, pero en ese esfuerzo por ser más ricos se ha empujado a millones de personas a la miseria. El modelo de desarrollo es desigual y en la búsqueda de ese desarrollo hemos llevado a la gente a la miseria", dice la ex primera dama francesa.

"Estamos reconstruyendo a través de la defensa del agua un modelo que defienda la vida y el bienestar de las personas, particularmente a los sectores más vulnerables", agrega.

Desde su experiencia en la cúspide del Estado, Danielle Mitterrand sostiene que "el problema con el agua es cómo garantizamos que todos tengan acceso, independientemente de que se sea rico o pobre. El mercado no sabe hacer eso porque sólo busca el beneficio de quienes gestionan el recurso, no sirve como herramienta para administrar un recurso que debe ser declarado básico dentro de los derechos humanos".

En Europa esto se está revisando relata desde los municipios, bajo la presión de los ciudadanos. "La administración del agua es privada a través de concesiones, y se está mirando hacia la gestión pública, que no tiene por qué ser deficiente", argumenta.

"Cuando la gente entiende el problema y toma conciencia, inevitablemente se moviliza. En Francia esto comenzó en pequeños poblados, donde sus habitantes decidieron levantar candidatos que defendieran el agua, ganaron las elecciones y las alcaldías comenzaron a cambiar sus políticas y llevaron estos debates a las grandes ciudades", explica, para enseguida agregar que ni ella ni la fundación tienen recetas, sólo transmiten y difunden las experiencias que han conocido. Danielle Mitterrand es una activista, pero también sabe de diplomacia.

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  • 03/05/2009