La necesidad de un debate informado sobre HidroAysén
By Comunicaciones Terram

La necesidad de un debate informado sobre HidroAysén

Columna de opinión de Flavia Liberona Directora Ejecutiva de Fundación Terram publicada en blog de diario La Tercera el 29 de enero de 2010.

En declaraciones recientes, el padre Felipe Berríos aseguró que la construcción de cinco megarepresas en la Patagonia era una propuesta positiva, pues es una forma de usar el agua y evitar que “se pierda” en el mar. En el último tiempo destacados personajes de la vida nacional han usado este tipo de expresiones para apoyar la construcción de represas: el senador y ex candidato presidencial Eduardo Frei y el ex Ministro de Obras Públicas y actual presidente del Consejo de Innovación Eduardo Bitran, por nombrar algunos.

El concepto de la ingeniería hidráulica de que el agua de los ríos sólo sirve para generar hidroelectricidad, abastecer de agua a centros urbanos, poblaciones rurales o procesos industriales o proporcionar regadío, denota desconocimiento sobre la! naturaleza de este vital elemento y el rol que juega en el mantenimiento de la vida. 

El agua es un bien insustituible para la vida de todos los seres vivos sobre el planeta. Por eso, debe ser considerada un bien común, y como tal debe ser cautelada y no mercantilizada. Por el contrario, la legislación chilena permite entregar derechos de agua gratis y a perpetuidad a privados, derechos por los que el estado de Chile no recibe ningún beneficio económico, mientras las empresas pueden lucrar con ellos, como ocurriría si llega a materializarse el proyecto HidroAysén. 

Pensar que el agua que corre por los ríos se pierde en el mar, es desconocer los principios básicos del ciclo hidrológico. El agua es el hogar en el que habitan diversas especies, microorganismos, animales y vegetales; por el agua se transportan seres vivos que desarrollan su vida en los cursos de agua y también un sinnúmero de nutrientes que aportan material para alimentar la vida en el mar. Los cursos de agua alimentan el borde costero y permiten el desarrollo de la vida en ellos. En las desembocaduras de los ríos hay condiciones especiales de nutrientes, temperatura, salinidad y oxígeno que permiten el crecimiento de múltiples formas de vida, así como actividades productivas. Un claro ejemplo lo constituye la salmonicultura, que no podría haberse desarrollado en Chile, a la escala q! ue lo hizo, si no hubiera contado con el aporte de aguas puras, bien nutridas y gratuitas que le proporcionan los numerosos ríos que conforman la geografía de la Región de los Lagos.

Por eso, represar los ríos no es una simple cuestión de “usar el agua y luego soltarla”, como señala el sacerdote; la construcción de las represas proyectadas produciría una profunda modificación de los flujos hídricos y con ello de los ecosistemas locales, del ciclo de nutrientes que abastece la vida en el borde costero además de generar daños irreparables en el ciclo del agua. Al cambiar los flujos de agua, la contribución de este vital elemento al borde costero se vería afectada, así como la fauna y vegetación locales, en una región especialmente frágil desde el punto de vista de la biodiversidad y del equilibrio ecosistémico. El agua de la Patagonia no se “pierde” en el mar, sino que juega un papel fundamental en est! e equilibrio y en el desarrollo de múltiples actividades productivas locales. 

Y no se trata, como señala el padre Berríos, de conservar la Patagonia para uso exclusivo de un reducido número de visitantes extranjeros. Este tipo de visiones, especialmente cuando provienen de un líder de opinión como Berríos, contribuyen a invisibilizar a la comunidad aysenina y ponen el foco en el lugar equivocado.

El beneficio de conservar el inmenso patrimonio presente en el sur del país es para todos los chilenos; las reservas de agua presentes en los numerosos glaciares, ventisqueros y torrentosos ríos, así como la biodiversidad existente, pertenecen a todos los chilenos y representa un capital natural para el futuro de Chile; conservar la Patagonia es una manera de cuidar la patria. Tomar opciones que representan daños irreparables para el patrimonio que pertenece a todos los habitantes de la nación debe ser analizado con cautela y después de escuchar todas las voces. El turismo de intereses especiales, como el que se desarrolla en la región –que genera millonarios ingresos y da empleo estable y sostenible a una gran cantidad de ayseninos-, es sólo uno de los beneficios que desaparecería con ! la construcción de las centrales hidroeléctricas, pero no es el único. 

Es importante señalar que, con o sin HidroAysén, no existe peligro de que la matriz energética eléctrica no sea suficiente para abastecer la demanda en Chile. Además de las opciones para implementar energías renovables no convencionales, actualmente en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental existen más de 12.000 MW en evaluación, una cantidad similar a la capacidad instalada, y de este volumen sólo un tercio corresponde a hidroelectricidad.  

Sería deseable que el sacerdote, antes de deslegitimar el trabajo de organizaciones ciudadanas locales, nacionales y extranjeras, conociera mejor la región, estudiara ecología básica y adoptara ciertos principios y preocupaciones de la Iglesia Católica, que ha puesto en el debate temáticas ambientales, tal como el problema mundial del agua; sería bueno, por ejemplo, que se acercara al Obispo Infanti y revisara su Carta Pastoral del Agua. Cuando se es líder espiritual y de opinión, con la investidura del padre Berríos, se requiere imparcialidad, gran corazón y sabiduría para emitir juicios.

Tras sus declaraciones, queda claro que el padre no conoce muchas de las aristas respecto al tema sobre el que se pronunció, y opina sustentado en una posición ideológica; en sus declaraciones están ausente criterios técnicos, económicos, ecológicos, de respeto al desarrollo local y el bien común. Tomando esto en cuenta, cabe preguntarse cuál es la motivación del padre Berríos para intervenir en un debate en el que, claramente, no cuenta con todos los elementos de juicio.

Es curioso observar que un pastor que dirige una de las obras sociales más mediáticas de nuestros país, opte por defender posiciones que favorecen a la empresa privada, en desmedro de las necesidades de la mayor parte de la población, y especialmente de la región de Aysé! ;n, que hasta ahora ha podido beneficiarse de las bondades de la Patagonia y ha declarado reiteradamente que quiere ser reconocida como “reserva de vida”. Invito al padre Berríos a que conozca la Patagonia, a sus habitantes y riquezas naturales, así como a sostener una conversación seria e informada sobre las bondades y deficiencias de HidroAysén.

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  • 28/01/2010