Atrapado en un sarcófago de hielo de siete metros de profundidad, pero aún con la parte superior de su mástil visible, se encuentra la nave brasileña "Mar sem fim", que zozobró el 7 de abril pasado frente a la base antártica chilena Presidente Eduardo Frei Montalva, con 8 mil litros de combustible en sus estanques.

A un mes del hundimiento, y gracias a una mejoría en las condiciones climáticas, nueve efectivos de las armadas de Chile y Brasil revisaron por primera vez los restos de la nave de 20 metros de eslora. Las conclusiones confirmaron las aprensiones de la autoridad marítima: una cantidad aún no precisada de diésel ya se filtró al ecosistema antártico, señala el informe del gobernador marítimo de la Antártica Chilena, capitán de fragata Eduardo Rubilar.

El personal de la Armada de Brasil enviado a la zona comenzará a planificar faenas que permitan descargar el combustible desde la embarcación. Además, se evaluarán las acciones para la labor de salvataje del pecio que deberá realizar el armador en el verano próximo.

Con cuatro personas a bordo, el "Mar sem fim" llegó a las costas de la isla Rey Jorge a comienzos de abril, en el epílogo de una travesía destinada a grabar un documental. Fallas en su sistema de propulsión lo inmovilizaron en bahía Fildes. Dos días después, los tripulantes fueron evacuados por la Armada chilena debido a que una inminente marejada hacía insostenible su permanencia en la nave. Comprimida por los hielos, y azotada por adversas condiciones de mar y viento, ésta se hundió parcialmente.

Al llegar a Punta Arenas, los náufragos se mostraron preocupados por una eventual contaminación, aunque confiaban en que las condiciones de sellamiento del casco evitarían un derrame mayor.