Día del Medio Ambiente: la necesidad de una alfabetización ecológica
By Comunicaciones Terram

Día del Medio Ambiente: la necesidad de una alfabetización ecológica

Columna de opinión de Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, publicada en blog de La Tercera el 05 de junio 2013, con ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente. Vea blog AQUÍ.;

Desde 1973, cada año se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente; el propósito de Naciones Unidas al instaurar este día fue generar un momento de reflexión y sensibilización en relación al tema. Fue una forma de poner en la agenda pública el vínculo y dependencia que tenemos los seres humanos respecto a nuestro entorno, hasta qué punto dependemos de los ecosistemas naturales y de cómo las actividades humanas impactan, destruyen y/o contaminan la naturaleza, pero también de cómo nuestra relación con la naturaleza y lo que a ésta le ocurra de una u otra manera nos afecta.

Han pasado los años, décadas incluso, y el tema ambiental se ha instalado en la agenda pública; cada vez son más las personas que tienen conciencia de la relación que tenemos los seres humanos con el medio ambiente y en definitiva con la naturaleza. Sin embargo, esta mayor conciencia está fundamentalmente asociada al desarrollo de proyectos de inversión que afectan a personas, economías locales, formas de vida, comunidades, etc. En otras palabras, la conciencia surge de problemas y conflictos en los cuales existe un deterioro de la calidad de vida y de los ecosistemas. Lamentablemente, esta mayor conciencia no surge de una comprensión del vínculo de dependencia que tenemos los seres humanos con la naturaleza, sino que esta reflexión llega después, cuando las personas se sensibilizan y profundizan sus conocimientos en relación al tema. En este sentido claramente estamos al debe como humanidad, pues no hemos sido capaces de “alfabetizar ecológicamente” a la sociedad, es decir, de entregar e internalizar conocimientos básicos sobre qué son los ecosistemas y cuáles son las complejas relaciones que existen en ellos, los procesos ecológicos que se requiere resguardar para sostener la vida de las especies, y qué ocurre cuando un ecosistema, o una especie son afectados por la actividad humana.

Después de tantos años, seguimos pegados en una visión que nos separa del entorno y del medio natural, pues los seres humanos, particularmente en la cultura occidental, nos percibimos como individuos que no somos parte de la naturaleza. Esta separación que está dada por la cultura, nos desvincula de la base donde se sustenta la vida de nuestra especie. Los crecientes problemas de contaminación, deforestación, pérdida de biodiversidad, calentamiento global y cambio climático nos vuelven a conectar con esta dependencia, muchas veces desde un plano intelectual, avalados por investigaciones, información y cifras que provienen de la evidencia científica. Si bien hoy podemos decir que la conciencia planetaria sobre la importancia del cuidado del medio ambiente ha aumentado y que el ciudadano medio está mas informado y es más consiente, no ocurre lo mismo con quienes deberían tener mayor conocimiento y responsabilidad : los grupos que detentan el poder, ya sean gobernantes, autoridades políticas, dueños y ejecutivos de grandes empresas, en definitiva los llamados “tomadores de decisiones”, encargados y responsables de la economía y de generar e implementar políticas públicas. Lamentablemente en la actualidad no existen liderazgos mundiales, regionales o nacionales que aboguen por el resguardo al medio ambiente y la vida de la especie humana, las discusiones se siguen dando en una cancha estrecha en la que priman miradas de corto plazo, orientadas a generar beneficios económicos a grandes empresas o economías locales o nacionales.

Esta visión estrecha es la que está detrás de proyectos como expansión Andina 244, proyecto minero que pretende desarrollarse en dos de las regiones con más habitantes de nuestro país, Valparaíso y Metropolitana, y que de materializarse afectaría economías locales, contaminaría cursos de agua, destruiría glaciares y ecosistemas . Y la pregunta es ¿para qué todo esto? Para producir cobre a más bajo costo y generar beneficios económicos para el país. Pero antes de seguir adelante con este proyecto, nuestras autoridades deberían preguntarse si realmente es necesario generar este nivel de impacto, considerando los costos sociales y ambientales que acarrearía su materialización. Es necesario plantearse si no será mejor buscar otras opciones que afecten a menos personas y provoquen menos impactos en el medio ambiente. Probablemente si nuestras autoridades ampliaran la mirada y se abrieran a comprender realmente los enormes impactos de este proyecto, buscarían una alternativa distinta, pero para ello se requiere de algún grado de “alfabetización ecológica”.

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  • 04/06/2013