Tranques de relaves: Pasando la prueba de la seguridad
By Comunicaciones Terram

Tranques de relaves: Pasando la prueba de la seguridad

Según estadísticas del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), hasta julio de 2015 existían 651 depósitos de relaves en Chile, de los cuales 161 se encuentran activos. Fuente: Minería Chilena, 22 de marzo de 2016.

Son materia constante de debate entre quienes defienden su utilidad y aquellos que critican sus instalaciones en las cercanías de algunos poblados. La discusión en torno a los tranques de relaves mineros ha tendido a incrementarse en el tiempo, debido por una parte a la existencia de depósitos abandonados, de los cuales nadie se hace cargo, y por otra, a la creciente falta de terrenos donde dejar estos residuos, cuyo volumen va en aumento por la menor ley del mineral.

En el último tiempo la operatividad de los tranques de relaves y su resistencia a inclemencias climáticas se han puesto a prueba a raíz de las lluvias, aluviones y terremotos que afectaron especialmente al norte de nuestro país durante 2015. Para prevenir los efectos de estos fenómenos, las compañías mineras deben ceñirse a una serie de exigencias que son fiscalizadas por la autoridad competente. Según explican en Minera Los Pelambres, todo tranque de relave debe tener como medida de control en primera instancia un diseño, “el cual considera una capacidad de resistencia sísmica, que para el caso de los tranques El Mauro y Quillayes se basa en el sismo máximo probable”, detalla Álvaro Sepúlveda, superintendente de Relaves y Tranques de la compañía.

De acuerdo al experto, en su etapa de construcción se sigue “una serie de controles constructivos, siendo los principales la granulometría de la arena de relave con la que se construye el muro, la geometría de la edificación de éste y la compactación del muro (controles operacionales, constantes, periódicos y auditables)”.

Como medidas de prevención, en la minera disponen de “instrumentación geotécnica capaz de monitorear el comportamiento ante un evento sísmico, por ejemplo, piezómetros Casagrande y piezómetros eléctricos, los cuales miden el nivel freático del muro para monitorear el correcto funcionamiento de los drenes; y acelerómetros que permiten evaluar las aceleraciones a la cuales se somete el muro del tranque ante un evento sísmico”, explica Sepúlveda. Para enfrentar las lluvias y aluviones, como las que afectaron al norte en 2015, el experto detalla que cuentan “con una serie de infraestructuras que permiten la mitigación de los daños, tales como canales de contorno, que evitan el ingreso de agua a la zona del tranque, una revancha hidráulica mayor a cinco metros y un sistema de evacuación de crecidas de emergencia”.

Normativa y fiscalización Según estadísticas del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), hasta julio de 2015 existían 651 depósitos de relaves en Chile, de los cuales 161 se encuentran activos. La entidad estatal fiscaliza el funcionamiento de estas instalaciones, considerando el Reglamento de Seguridad Minera (Decreto Supremo N°132 del Ministerio de Minería) y el Reglamento para la Aprobación de Proyectos de Diseño, Construcción y Cierre de los Depósitos de Relaves (Decreto Supremo N°248 del Ministerio de Minería). Según precisa el director nacional del Sernageomin, Rodrigo Álvarez, “el Decreto Supremo N°248 del Ministerio de Minería establece que se debe presentar al Servicio un proyecto de depositación de relaves para su aprobación, junto con un informe trimestral del manejo del depósito (Formulario E-700) a lo largo de su operación”.

Puntualiza que las fiscalizaciones se efectúan mediante la revisión en terreno de la operación de las instalaciones, “para que se cumpla con lo estipulado en la resolución del proyecto original y lo declarado en el mencionado formulario”. Precisamente estas labores de fiscalización fueron ejecutadas por inspectores del Sernageomin tras el sismo que azotó principalmente a la Región de Coquimbo en septiembre pasado; su personal examinó el estado de las instalaciones mineras de la zona. “En estas situaciones excepcionales se empieza por priorizar la revisión sobre la base de la información proporcionada por las empresas, que están obligadas a informar la situación de sus instalaciones. Posteriormente, se lleva a cabo un análisis exhaustivo en terreno”, comenta Álvarez.

El directivo recuerda que las inspecciones tras el terremoto “determinaron que se mantuvo en general la integridad estructural, pero la situación obligó en ese momento a suspender muchas operaciones, sobre todo en la pequeña minería, que tiene más presencia en esta zona y que se vio más impactada, especialmente por remociones en masa, cortes de caminos y el temor de los trabajadores a que se registraran derrumbes en minas subterráneas”. Tranques de Los Pelambres Un balance similar realizaron en Los Pelambres, donde el comportamiento del tranque ante la lluvia y el sismo “estuvo dentro de lo esperado, no aconteciendo daños significativos en las instalaciones”.

El superintendente de Relaves y Tranques de la compañía relata que los sistemas de control operaron de forma adecuada, mitigando las consecuencias que se pueden suscitar en eventos como éstos: “Los canales de contorno evacuaron las aguas hacia zonas seguras (en el caso de las lluvias) y la instrumentación monitoreó el desempeño de la obra”. Álvaro Sepúlveda añade que se mantuvo una comunicación permanente con las autoridades del Sernageomin y la Dirección General de Aguas –entidad que también posee competencias fiscalizadoras sobre los depósitos de relaves– reportando de forma continua la evolución de los eventos ocurridos. “Adicionalmente contamos con visitas recurrentes de la autoridad, quienes fiscalizan y constatan en terreno el adecuado funcionamiento de las operaciones de nuestros tranques”, dice.

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  • 23/03/2016