2007 y la pésima calidad del aire en Santiago
By Terram Communications

2007 y la pésima calidad del aire en Santiago

Columna de opinión de Paola Vasconi, Coordinadora Programa de Medio Ambiente de Fundación Terram, publicada en diario La Nación el 18 de septiembre de 2007.

El 2007 la mala calidad del aire, no dio tregua ni respiro a las autoridades ambientales y regionales. Tampoco dio tregua ni respiro a los más de cinco millones de habitantes del Gran Santiago, especialmente a sus niños y ancianos, quiénes vivieron bajo 28 episodios críticos de contaminación del aire -22 alertas y 6 preemergencias ambientales constatadas-. Este año, además, en la capital se registraron los peores índices de contaminación de los últimos cinco años. De hecho, las estaciones de Pudahuel y Cerro Navia llegaron a marcar sobre el nivel ICAP 400, muy superior a los máximos de 376 y 315 registrados durante el 2006 y el 2005 respectivamente. Panorama que tuvo a Santiago a poco de vivir una emergencia ambiental, episodio que no se registra desde 1999.

La pésima calidad del aire de este 2007 cobra gran relevancia en la actualidad, pues evidencian la escasa y/o nula incidencia que han tenido y tienen, las medidas anunciadas y puestas en marcha en los últimos años por los gobiernos de la Concertación. En los niveles de contaminación de la ciudad. Santiago se sigue dependiendo de las condiciones climatológicas y meteorológicas, para poder disfrutar de un aire aceptable para su población y, este año indudablemente, ambas variables le jugaron una mala pasada a las autoridades.

La crisis atmosférica actual evidencia además, que a la luz de los resultados de la Auditoria al PPDA en el 2005 y de los últimos informes anuales de calidad del aire, ninguno de los gobiernos y autoridades regionales y ambientales de turno ha asumido los costos políticos, lo que evidencian los reiterados incumplimientos en esta materia. Además las medidas a tomar en el marco de la actualización del Plan, evidentemente se han dilatado más de lo necesario.

Esta situación, confirma la tesis y postura que ha mantenido Fundación Terram desde el año 2000 sobre el tema de la contaminación del aire de Santiago: el problema en la Región Metropolitana es estructural y guarda relación con la saturación de la capacidad de carga de la cuenca.

Con una población que supera los seis millones de habitantes, con un parque automotriz sobre el millón de automóviles, con creciente actividad económica, con un pésimo transporte público, con la crisis del gas natural y la expansión territorial de la ciudad, los problemas de contaminación de Santiago, no se resolverán sólo con medidas como Transantiago, la Ley de Permisos de Emisión Transable, el mejoramiento de los combustibles, entre otros. Santiago requiere, ahora, de nuevas fórmulas para disminuir sus índices de contaminación si realmente queremos avanzar en este tema.

Es decir, para obtener una buena calidad del aire, Santiago necesita congelar sus emisiones, disminuir su población y sus actuales niveles de actividad económica, así como reducir su creciente expansión horizontal y el consecuente distanciamiento entre los hogares y el trabajo; se requiere, además, de un sistema de transporte público eficiente y una disminución del parque automotriz. Se debe avanzar, en una reforma institucional de manera que una sola entidad sea la que administre y gestione el Plan de Descontaminación. De lo contrario, cualquier iniciativa que se tome, sin considerar los aspectos mencionados y una gestión integral de la cuenca, será un fracaso y los santiaguinos y santiaguinas viviremos condenados a una pésima calidad del aire y a una disminución en la calidad de nuestras vidas. Por eso me pregunto, ¿cuánto más tendremos que esperar los capitalinos(as) para que Santiago mejore la calidad de su aire? O será mejor que asumamos de una vez por todas que ésta es la realidad y el aire que nos tocó vivir. Por el bien de todos espero que no.

Finaliza el período invernal, dándonos a todos un respiro. Respiro que, en el marco del actualización del PPDA, esperamos sea bien aprovechado por las autoridades ambientales y regionales, decidiéndose a tomar con la seriedad necesaria el tema de la contaminación atmosférica y la calidad del aire en la Región Metropolitana, y a asumir los costos políticos y económicos que conlleva el implementar urgentemente las medidas necesarias para proteger el aire de la capital y la salud de todos sus habitantes.

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  • 27/09/2007