
Buena noticia para los elefantes marinos: una colonia en Chile duplicó sus individuos tras padecer la gripe aviar
En 2023, tras la gripe aviar, la colonia registró un descenso del 50 % de la población, sin embargo, en la temporada 2024-2025, recuperó sus números y además nacieron 33 cachorros. Una alianza virtuosa entre WCS Chile y el Ministerio de Medio Ambiente de la región de Magallanes permite monitorear a la colonia de elefantes que habita en uno de los lugares más remotos de Chile. Fuente: Mongabay, 1 de mayo de 2025.
En Bahía Jackson, ubicada en la isla de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile, una colonia de elefantes marinos (Mirounga leonina) llega año tras año a cambiar su pelaje y a reproducirse. Sin embargo, en 2023, el año en que la gripe aviar azotó fuertemente a la región, se registró un descenso del 50 % de la población.
Cuando en 2020 el virus de la gripe aviar causó pérdidas devastadoras en colonias de aves marinas en Europa y el sur de África, se pensaba que las infecciones en mamíferos se limitaban a carnívoros terrestres. Sin embargo, durante el brote de 2021-2022, el virus afectó a focas y ballenas en Europa y América del Norte. En 2023, al llegar el virus a la costa de América del Sur, el patógeno demostró su capacidad para causar mortalidad a gran escala en mamíferos marinos. Uno de los grandes afectados fue el elefante marino.
Las buenas noticias llegaron en la temporada que finalizó en abril de 2025, ya que la población de Bahía Jackson se duplicó a 200 individuos y se registró el nacimiento de 33 cachorros. “Es una gran noticia para la conservación de la especie, ya que Jackson, al estar en aguas interiores de fiordos y canales, podría actuar como una barrera de protección contra pandemias”, dice Cristóbal Arredondo, Médico Veterinario y Coordinador del Programa Terrestre de Wildlife Society Conservation (WCS) Chile, organización internacional dedicada a la conservación, que trabaja desde 2008 en el monitoreo de esta colonia junto al Ministerio del Medio Ambiente (MMA) de la región de Magallanes.

Un refugio sanitario
Bahía Jackson, donde se encuentra “la colonia más grande de elefantes marinos en Chile”, según Javiera Constanzo, médico veterinaria y gestora de Enfoque de Una Salud de WCS Chile, está ubicada entre dos áreas protegidas: al fondo del Área Marino Costero Protegida de Múltiples Usos (AMCP MU) Seno Almirantazgo, administrado por el MMA y del Parque Karukinka, una iniciativa privada de conservación administrada por WCS Chile.
Este último es un parque terrestre que comprende un vasto refugio natural que abarca aproximadamente 300 000 hectáreas de ecosistemas diversos, incluyendo bosques de lenga— un árbol también conocido como el roble de Tierra del Fuego y que la ciencia bautizó como Nothofagus pumilio—, turberas, estepa patagónica y costas.
Por otro lado, el Seno Almirantazgo, que baña las costas de Karukinka, recibe aportes de agua dulce provenientes de numerosos glaciares de la Cordillera Darwin, un cordón montañoso cubierto por campos de hielo. Al ser el Seno Almirantazgo un gran fiordo —un valle estrecho y profundo de origen glaciar inundado por el mar—, no tiene una corriente oceánica específica que fluya en su interior. Sin embargo, la mezcla de agua dulce y salada crea un ambiente de alta productividad marina.
Constanzo explica que el seno actúa como un embudo que la colonia de elefantes marinos debe cruzar necesariamente, ya que al final de este se encuentra Bahía Jackson.
Que el seno sea un área protegida por el Estado es vital para esta población, agrega la experta, ya que evita el desarrollo de actividades productivas que podrían afectarla.
Pero sobre todo, el aislamiento de Bahía Jackson funcionaría como un refugio sanitario para la colonia de elefantes marinos. Es una hipótesis que aún se está estudiando, dice Constanzo, pero “lo que se está observando es muy positivo para la conservación de la especie”, destaca la experta.

Monitoreo exitoso tras gripe aviar de 2023
Los elefantes marinos que forman la colonia en Bahía Jackson provienen de distintos lugares, según lo han determinado los investigadores a partir de datos obtenidos mediante transmisores satelitales instalados para monitorear sus movimientos.
Algunos individuos parecen permanecer dentro de los fiordos la mayor parte del tiempo, mientras que otros se aventuran en el océano Pacífico o se dirigen hacia el Atlántico, hasta alcanzar la península Valdés, en la Patagonia central de Argentina.
Ese lugar, en 2023, durante la pandemia de gripe aviar altamente patógena, fue testigo de una mortalidad masiva de elefantes marinos. Según un estudio publicado en Nature Communications, el número estimado de muertes superó los 17 000 individuos.
Por eso, aunque las colonias Península Valdés y de Bahía Jackson son diferentes, a los científicos les preocupó observar en esta una notable disminución en el número de elefantes marinos luego de la epidemia. Registraron solo cerca de 100 individuos, menos de la mitad de la cifra registrada en años anteriores.
La preocupación del equipo de WCS Chile y del MMA de Magallanes “era evidente”, recuerda Arredondo, el Coordinador del Programa Terrestre de WCS Chile. “Esperábamos con expectación si en la siguiente temporada la colonia recuperaría sus números”, cuenta. Así fue. La temporada 2024-2025 despejó todas las dudas: 200 elefantes marinos se divisaron en Jackson durante el mes de diciembre, cuando comúnmente la colonia alcanza la mayor cantidad de individuos. Además, se registró el nacimiento de más de 30 cachorros, el mismo número que se registró en 2023.
Según datos de WCS Chile, en 2022 nacieron 30 cachorros y en 2021 fueron 27. Este crecimiento sostenido en los últimos cinco años refleja un aumento constante en los nacimientos de esta especie en Jackson que “actualmente recuperó sus números tras la gripe aviar”, resalta Javiera Constanzo.
El rápido restablecimiento de la colonia en Bahía Jackson se atribuye a varios factores. Su ubicación en aguas interiores de fiordos y canales, lejos de otras colonias afectadas, podría haber actuado como una barrera natural contra la propagación de la gripe aviar, reduciendo el riesgo de contagio.
Los científicos sugieren que, si algún ejemplar contrajo el virus de la gripe aviar altamente patógena, es posible que no haya logrado regresar a Jackson y haya fallecido antes de alcanzar su destino.
Jackson se encuentra en una zona donde el viento puede alcanzar velocidades de hasta 120 kilómetros por hora, lo que presenta desafíos significativos para el desembarco de los investigadores. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que en 2023 la bióloga Marina Maritza Sepúlveda llegará hasta Bahía Jackson junto a un equipo de científicos chilenos y británicos para instalar transmisores satelitales en la cabeza de la colonia de elefantes marinos que llega a Jackson. Este trabajo, en desarrollo hasta hoy, cuenta con el apoyo logístico de WCS Chile. Sepúlveda comenta que el interés de los científicos por instalar estos transmisores satelitales se debe a que la colonia se mueve en la corriente del Cabo de Hornos, una de las “menos estudiadas y conocidas en Chile”, aunque “sumamente relevante de conocer”, asegura, debido al cambio climático. En forma paralela, WCS Chile aprovecha la instancia de acompañar al equipo para realizar el monitoreo de la colonia de elefantes marinos, ya que dado el alto costo que genera la logística para llegar hasta allí se aprovecha al máximo cada ocasión para colectar datos. “La oportunidad de tener a los animales allí permite maximizar el uso de la instancia para obtener valiosos datos científicos”, comenta Sepúlveda. Por ejemplo, veterinarios como Arredondo y Constanzo toman muestras de tórulas nasales y anales para estudiar el microbioma, las bacterias y los virus presentes. También se recopilan datos con un ultrasonido para medir la capa de grasa del animal, lo que permite evaluar su condición corporal. Además, se extraen bigotes y pelo para analizar la ecología trófica y la presencia de metales pesados. Si se encuentran fecas, se recolectan para estudiar parásitos. En la última temporada, también se tomaron muestras para confirmar si existe en la colonia presencia de gripe aviar. Esas muestras están en proceso. “La cooperación permite optimizar recursos, compartir conocimientos y asegurar que se obtengan datos valiosos que contribuyan al entendimiento y conservación de esta colonia de elefantes marinos”, destaca Arredondo. Pero el monitoreo de la colonia de elefantes marinos en Bahía Jackson es de larga data, ya que se realiza desde hace más de 16 años. Cada año, entre octubre y abril, un equipo reducido de personas recorren toda la playa y la zona costera. Durante estas inspecciones, los investigadores clasifican a los elefantes según su edad y género, lo que ayuda a entender la composición poblacional de la colonia. Sin embargo, dependiendo de la posición en la que se encuentren en el suelo, algunos individuos no pueden ser identificados, por lo que se registran como “sexo no determinado”, explica Constanzo. Los elefantes marinos pasan la mayor parte de su vida en el agua y solo salen a tierra para reproducirse y para cambiar su pelaje en un proceso que dura aproximadamente un mes. En este tiempo no entran al agua para alimentarse, lo que hace que cualquier alteración que aumente su consumo de energía sea problemática, afirma Arredondo. Por esto, para contar a los elefantes marinos, los investigadores desembarcan en la playa y caminan manteniendo una distancia “que no altere” el comportamiento de los animales. Además del conteo manual, se utilizan drones para sobrevolar el área y mapearla de manera completa. Esto permite obtener imágenes detalladas de la ubicación de los elefantes marinos en cada lugar. Francisco Brañas, profesional del departamento de Áreas Protegidas de la oficina de MMA de la región de Magallanes, comenta que al procesar estas imágenes se puede obtener información adicional, como la medida de los individuos. También se puede estimar su peso corporal y evaluar su condición física para conocer su estado de salud y determinar si tienen suficiente alimento, asegura. “Las imágenes capturadas por los drones nos proporcionan una visión más completa y precisa de la colonia”, destaca Brañas. La constancia en los monitoreos ha sido clave para evaluar la recuperación de la colonia, que fue descrita por primera vez en 2006. Ese año, se contabilizaron 46 individuos y desde entonces su número ha mostrado una tendencia de crecimiento. El notable aumento en la población de elefantes marinos en Bahía Jackson no solo es un testimonio de la resiliencia de la especie, sino que también refleja los esfuerzos de colaboración que son cruciales para realizar este monitoreo en un apartado lugar y en condiciones climáticas extremas. Referencia Marcela M. Uhart, Ralph E. T. Vanstreels, Martha I. Nelson, Valeria Olivera, Julieta Campagna, Victoria Zavattieri, Philippe Lemey, Claudio Campagna, Valeria Falabella & Agustina Rimondi (2024) Epidemiological data of an influenza A/H5N1 outbreak in elephant seals in Argentina indicates mammal-to-mammal transmission/i> *Imagen Principal: elefante marino en Bahía Jackson. Foto: Francisco BrañasMonitorear en una zona extrema