Belém inaugura la COP30 con una agenda cargada de tensiones, promesas y urgencias climáticas
Tras semanas de expectación y una inédita Cumbre de Líderes organizada directamente por el país anfitrión, Brasil, la COP30 dio oficialmente el puntapié inicial. La cita, que reúne a casi 200 países bajo el Acuerdo de París, se abre en medio de discursos encendidos, promesas de acción inmediata y una agenda provisional que anticipa negociaciones intensas durante las próximas dos semanas. Fuente: El Mostrador, 11 de noviembre de 2025.
“Esta será la COP de la verdad”, declaró Luiz Inácio Lula da Silva el jueves pasado, en un tono que mezcló esperanza y advertencia. “Es el momento de tomarse en serio las advertencias de la ciencia y decidir si tendremos el coraje de transformar el mundo”, agregó. Su mensaje resonó con fuerza, pero también dejó la vara alta: ¿será esta COP capaz de cerrar la brecha entre la retórica y la acción?
El debate comenzó, como siempre, por lo esencial: la adopción de la agenda provisional, ese documento técnico que define qué temas se discutirán y cuáles quedarán fuera del radar político. Pero este año la disputa tiene más carga simbólica que nunca. Sin consenso sobre la agenda, no hay negociación posible, y lo que logre entrar en ella marcará el rumbo de toda la conferencia.
La versión final publicada ayer por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) confirma que la COP30 estará dominada por cuatro grandes ejes: la implementación del primer balance global del Acuerdo de París (global stocktake), la financiación climática –especialmente el nuevo fondo para pérdidas y daños–, la revisión de los programas de mitigación y transición justa, y el espinoso debate sobre comercio y cooperación internacional frente a medidas unilaterales con impacto climático.
Entre los puntos más esperados figura la aplicación de la Decisión 1/CMA.5, que recoge los resultados del primer stocktake y exige a los países ajustar sus compromisos nacionales para mantener viva la meta de 1,5 °C. En paralelo, se discutirá el programa de transición justa de Emiratos Árabes Unidos, que busca garantizar que el abandono de los combustibles fósiles no deje atrás a trabajadores ni comunidades. No faltarán las tensiones: mientras Europa presiona por mecanismos de financiamiento robustos y verificables, países en desarrollo insisten en que los compromisos deben ir acompañados de recursos reales y tecnología accesible.
Otro eje caliente será el nuevo Fondo para Pérdidas y Daños, aprobado el año pasado en Dubái, que ahora enfrenta su prueba de fuego: pasar del papel al desembolso efectivo. Los países más vulnerables, encabezados por el bloque africano y las islas del Pacífico, demandan que este fondo opere bajo reglas claras, con aportes garantizados de las economías históricamente más contaminantes.
También llega a la mesa un tema inesperado: la inclusión de un subpunto sobre “medidas comerciales unilaterales relacionadas con el cambio climático”, impulsado por China y Brasil, en respuesta a los impuestos fronterizos europeos al carbono. El asunto promete ser una de las batallas diplomáticas de la COP, pues toca directamente la relación entre política climática y competitividad económica.
Por otra parte, la agenda reserva un espacio clave para la tecnología y la transparencia: el seguimiento del artículo 13 del Acuerdo de París –que exige reportes periódicos de emisiones y apoyo financiero– y la revisión de las funciones del Centro y Red de Tecnología Climática, que coordina la transferencia tecnológica a los países del sur global.
El desafío, como resumió un negociador latinoamericano al llegar a Belém, “no será acordar diagnósticos, sino traducirlos en acción política, en dinero y en resultados”.
Con una agenda más amplia y cargada que nunca –que va desde adaptación y financiamiento hasta comercio, cooperación y justicia climática–, la COP30 se instala como una bisagra en la historia de las negociaciones. Belém, ciudad amazónica y símbolo de lo que el mundo tiene aún por salvar, será testigo de si la comunidad internacional decide dar el salto o seguir en el pantano de la retórica.