Un incendio obliga a suspender y desalojar la cumbre del clima de Brasil
El fuego ha sido extinguido con rapidez y 21 personas han tenido que ser atendidas por inhalación de humo y crisis de ansiedad. Las instalaciones han vuelto a abrir esta noche tras casi siete horas. Fuente: El País, 20 de noviembre de 2025.
La cumbre del clima COP30 que tiene lugar en Belém (Brasil) ha tenido que ser paralizada por un incendio. Alrededor de las 14.00, hora local (las seis de la tarde en la España peninsular), los organizadores han empezado a desalojar a miles de asistentes por un fuego desatado en la zona de pabellones ―muy cerca del de España― que ha dejado un fuerte olor a quemado y 21 personas que han tenido que ser atendidas, según la última actualización realizada por el Ministerio de Salud. Ninguna de esas personas ha resultado herida por llamas. 19 han sido atendidas por inhalación de humo y dos por crisis de ansiedad. Del total de afectados, la tarde de este jueves 12 ya habían sido dados de alta.
La presidencia de la cumbre, que está en manos de Brasil, ha asegurado que “el departamento de bomberos y los agentes de seguridad de la ONU respondieron con rapidez y el incendio fue controlado en aproximadamente seis minutos”, aunque dejó imágenes muy llamativas que han corrido entre los móviles de los asistentes y en las redes sociales. Finalmente, las instalaciones se han reabierto sobre las 20.40, casi siete horas después del siniestro, para que continúen las negociaciones.
El origen del fuego ha estado en el pabellón de India, en la denominada zona azul, que es responsabilidad de la ONU, y los bomberos barajan la teoría de que ha podido ser causado por una sobrecarga. Poco después del incidente, el ministro de Turismo, Celso Sabino, ha asegurado a la prensa todo estaba bajo control: “Lo importante es que nadie resultó lastimado”.




“El Gobierno brasileño y la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático han decidido conjuntamente cerrar temporalmente la zona azul mientras el departamento de bomberos realiza una evaluación integral de seguridad”, ha asegurado la presidencia brasileña de la COP30. La reapertura, una vez que se ha certificado que era seguro, se ha producido a las 20.40 y los delegados de los casi 200 países que negocian en estas citas han vuelto a la reuniones para tratar de cerrar un complicado acuerdo. Lo que sí ha anunciado la ONU es que no se celebrará ningún plenario, donde se adoptan los acuerdos, hasta al menos la mañana viernes.
Los equipos de bomberos que han llegado hasta las instalaciones ―que se han quedado a oscuras y sin electricidad― de las primeras medidas que han tomado ha sido abrir las carpas y romperlas para que dejar salir el humo que se había acumulado.
Los miles de asistentes a la cumbre han permanecido fuera a la espera de que se decida si se puede volver a entrar durante un tiempo, hasta que desde la organización se ha aclarado que no se volvería a dejar entrar a nadie hasta la noche. Una queja repetida es que no haya sonado ningún tipo de señal de alerta para desalojar cuando se ha producido el fuego, sino que hayan sido los propios asistentes los que se han ido avisando principalmente.
Tras ser desalojados la delegación española, con la vicepresidenta Sara Aagesen, se ha reunido a las afueras de la cumbre. Todos sus miembros se encuentran bien, y se han marchado a la espera de saber cuándo pueden regresar a la COP.
La semana pasada la ONU envió una carta al Gobierno brasileño para reclamar un plan para mejorar la seguridad y la infraestructura de la cumbre. La misiva, firmada por Simon Stiell, la principal autoridad de Naciones Unidas en lo que atañe al clima, fue enviada después de que un grupo de indígenas entrara por la fuerza en la zona reservada a las negociaciones. La ONU criticó la fragilidad del cordón de seguridad, los fallos del aire acondicionado y la inundación de los pabellones por las lluvias.
El fuego se ha producido en plenas negociaciones para el impulso de una hoja de ruta para dejar atrás el petróleo, el gas y el carbón, principales responsables del cambio climático. Impulsada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la iniciativa es apoyada por unos 80 países, pero tiene la oposición frontal de otros gobiernos que dificultan su aprobación.