Los problemas estructurales de la salmonicultura
By Terram Communications

Los problemas estructurales de la salmonicultura

Columna de opinión de Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de Fundacíón Terram, publicada en el Divisadero el 03 de mayo de 2008.

Hasta hace muy poco, hablar de la industria del salmón era, para muchos, referirse a un negocio boyante, con un crecimiento meteórico y promisorio futuro. Sin embargo, en los últimos meses varias situaciones han comenzado a poner en duda el supuesto éxito de esta actividad. Y, por más que ciertos personeros intenten culpar a las ONG’s o a otros factores externos de enlodar su imagen, lo cierto es que queda cada vez más claro que el germen de todos estos problemas se encuentra al interior de la industria misma.

La rápida expansión del virus ISA, que ha provocado millonarias pérdidas, se origina con toda probabilidad en un problema estructural relacionado con los métodos de cultivo del salmón: la alta concentración de peces en las balsas jaulas, la proximidad entre centros de cultivos y la ausencia de una política de rotación de cultivos son señalados como las causas más probables.

Por ello es que, en respuesta a la crisis, la autoridad está planteando en la actualidad la necesidad de reestructurar el sistema de concesiones acuícolas. La nueva propuesta consistiría en licitar áreas de manejo, que reemplazarían a las actuales concesiones para centro de cultivo. Cada área de manejo sería adjudicada a una sola empresa, que de esta manera se haría responsable por la salud ambiental del lugar y estaría en condiciones de poner en práctica la rotación de cultivos, entre otras medidas necesarias.

Sin embargo, esta medida provocó una inmediata reacción de la industria. Una de las mayores empresas del sector -Multiexport-, manifestó su rechazo, lo que constituye una clara muestra de la resistencia de al menos una parte de la industria a efectuar los cambios necesarios.

La crisis por el virus ISA no sólo ha tenido consecuencias sanitarias y económicas, sino también sociales, pues las pérdidas de las empresas han redundado en masivos despidos. Hasta ahora la industria ha reducido unos mil puestos de trabajo directos, afectando a otras tantas familias y golpeando fuertemente a la Región de Los Lagos, que ha concentrado el boom acuícola de los últimos años y que hoy sufre las consecuencias.

Hoy por hoy, queda claro que si la industria continúa creciendo y expandiéndose territorialmente sin prestar atención a las necesarias consideraciones ambientales y sociales, sólo podremos esperar lo peor en términos de mayores problemas tanto sanitarios como laborales, los que afectará no sólo a la propia industria, sino que a todo su entorno.

En este contexto, el gobierno debiera jugar un rol clave en el sentido de liderar los cambios necesarios. Es indispensable que los representantes del Estado dejen de lado la hasta ahora cerrada defensa de la industria -que salió a relucir de manera evidente y poco decorosa tras un reportaje publicado en The New York Times- y comience a trabajar por todos los chilenos, empezando por los trabajadores de la salmonicultura, los más damnificados hasta ahora y que han quedado en una muy precaria situación.

Los representantes de la industria, en tanto, ante la gravedad de la crisis, debieran dejar de lado la soberbia y mostrarse más abiertos y dispuestos a discutir y analizar mejoras tanto en las regulaciones del sector como en las prácticas de cultivo, cosecha y procesamiento. Estas modificaciones deben surgir de un diálogo franco y abierto que incorpore a todos los sectores.

En definitiva, de nada valdrá que el gobierno apueste por realizar una cerrada defensa de la industria, si no se producen cambios de fondo en las prácticas y se intensifica la fiscalización de esta actividad.

El gobierno acaba de anunciar la creación de una mesa de trabajo para analizar la situación del sector y formular propuestas de cambios. Esta puede ser la instancia que abra la necesaria discusión acerca de la salmonicultura, si logra incorporar los puntos de vista de todos los sectores involucrados, especialmente de aquellos que hasta ahora han sido los menos escuchados: los trabajadores y la sociedad civil organizada.

  • Sin comentarios
  • 05/05/2008