Salmoneras aún nadan contra la corriente
By Terram Communications

Salmoneras aún nadan contra la corriente

La cría descontrolada de especies exóticas generó una crisis sanitaria que derrumbó la industria del salmón en Chile. Las empresas que sobrevivieron hoy reflotan esperanzas de un futuro más próspero. Gobierno prepara reglamentos a Ley de Pesca que ayudarán a regular la actividad. La Nación 09 de agosto 2010.

La otrora pujante industria salmonera de Chile intenta ponerse de pie tras la demoledora crisis sanitaria que redujo a la mitad su producción. Pero su viabilidad a largo plazo sigue en debate. “La salmonicultura se expandió rápidamente, sin un marco regulatorio y de control adecuado para evitar y anticipar problemas ambientales o el desarrollo de enfermedades transmisibles”, explica el doctor en Economía Ambiental y Recursos Naturales Carlos Chávez, de la Universidad de Concepción.

Chile es el segundo productor mundial de salmón cultivado, detrás de Noruega, sobre todo de salmón del Atlántico (Salmo salar), además de trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) y coho (Oncorhynchus kisutch).

Luego de introducir estas especies exóticas en la década del 80, la industria creció exponencialmente hasta mediados de 2007, cuando el virus de la anemia infecciosa del salmón (ISA por sus siglas en inglés) comenzó a propagarse por los centros de cultivo de las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes. Hoy, según el último informe sanitario del Servicio Nacional de Pesca, de los casi 500 centros de cultivo actualmente existen en operación sólo ocho son sospechosos de tener el virus.

El ISA obligó a las empresas a cosechar anticipadamente los peces y cerrar las instalaciones para desinfectar las aguas. El peor momento fue enero de 2009.

Según estimaciones de la industria, en 2007 y 2008 se produjeron cerca de 650 mil toneladas y para este año se estima entre 250 mil y 300 mil toneladas. De los 55 mil empleos directos e indirectos que generaba el sector en su mejor momento, sólo quedan 25 mil. “La situación es catastrófica, con ex trabajadores perdiendo sus viviendas, sin dinero para que estudien sus hijos e inclusive para comer”, asegura Javier Ugarte, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores del Salmón.

Reforma legal

La respuesta a la crisis fue una reforma a la Ley de Pesca y Acuicultura de 1991, promulgada en abril de este año para regular, entre otras cosas, la entrega, operación y caducidad de las concesiones, frenando momentáneamente la expansión en algunas regiones. “No es una ley de protección ambiental ni de beneficio para los trabajadores. Es para darle viabilidad a una industria en crisis, para apoyar a los empresarios salmoneros”, critica la directora ejecutiva de la Fundación Terram, Flavia Liberona, quien, no obstante, reconoce “algunos avances”.

“A largo plazo, esta normativa puede generar mejores condiciones ambientales y sanitarias, porque aporta mayores regulaciones y capacidad de fiscalización. Pero, ¿cómo se implementará?”, se cuestiona.

La norma fue resistida por pescadores artesanales y ecologistas porque permite a las salmoneras hipotecar sus concesiones para obtener créditos bancarios. Esto, advirtieron, significa la “privatización” del mar, un bien nacional de uso público.

El gobierno de Sebastián Piñera avanza en la elaboración de 15 reglamentos necesarios para implementar la ley, afirma el jefe de la División de Acuicultura de la Subsecretaría de Pesca, José Miguel Burgos. Desde hace un año, sostiene, está en marcha “un plan de uso racional de antibióticos” que incluye la actualización del registro de estos fármacos, el control de las fábricas que los incorporan a los alimentos de los salmones y el fortalecimiento de la fiscalización.

Una de las principales críticas a la industria se refiere a la aplicación excesiva y descontrolada de antibióticos. “Las densidades de salmón permitidas en las jaulas se regularon”, y en lo que resta del año se dictaría una norma “que fije los estándares de seguridad adecuados para estas estructuras”, agregó Burgos. Con ello se busca evitar el escape masivo de peces que se transforman en depredadores de otras especies. Asimismo, se está midiendo la capacidad de carga de los ecosistemas por la alimentación y los desechos orgánicos de los salmones en el estuario de Reloncaví, apunta.

Los empresarios aseguran que hicieron “autocrítica” y adoptaron voluntariamente estándares más estrictos. Pero la Asociación de la Industria del Salmón, SalmónChile, declinó referirse al tema. LN

Secuenciar el genoma
 
“La industria no va a resistir si no incorpora herramientas biotecnológicas”, dijo el académico Rodrigo Vidal, de la Universidad de Santiago, quien obtuvo con otros colegas fondos públicos para crear un Centro Biotecnológico Acuícola y seguir desarrollando instrumentos genómicos para evaluar procesos del rubro.

Vidal integra el comité científico del consorcio competitivo formado en 2009 por Canadá, Chile y Noruega para secuenciar el genoma del salmón del Atlántico para 2012.

“¿Estamos preparados como país para aprovechar el genoma del salmón, considerando que al frente tenemos a Noruega, un competidor directo, que está a años luz en materia biotecnológica?”, se pregunta Vidal, para quien “la llave genómica” es clave para “producir mejor”: bajar costos y evitar la “sobreexplotación” de los ecosistemas. Por Daniela Estrada.

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  • 08/08/2010