
Virus ISA, el mayor desafío de la nueva salmonicultura
Columna de opinión de Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de Fundación Terram publicada en diaro La Nación el 06 de diciembre de 2010.;
La Subsecretaría de Pesca presentó a comienzos de noviembre los nuevos reglamentos sanitario y ambiental para la acuicultura -RESA y RAMA, respectivamente-, los que deberán ser analizados por el Consejo Nacional de Pesca para su promulgación final, proceso que, de acuerdo a estimaciones de la autoridad, debiera completarse en abril de 2011. Esta nueva reglamentación debe normar el reordenamiento de la acuicultura tras el desastre provocado a partir de 2007 con la epidemia del virus ISA y, en cierto sentido, en ella están puestas muchas de las esperanzas de recuperación del sector.
Sin embargo, este hecho viene precedido por una noticia preocupante, pues el pasado 5 de noviembre Sernapesca, como parte de su programa de monitoreo permanente, notificó la detección de un centro de cultivo con presencia confirmada de virus ISA en la Región de Magallanes, cerca de Puerto Natales, perteneciente a la empresa Acuimag. Este es, sin duda, un duro golpe para la industria salmonera, que tras la crisis se vio forzada a realizar cosechas anticipadas en numerosos centros de la Región de Los Lagos y apostó por cambios regulatorios que le facilitarían emprender un masivo traslado de la actividad desde esa región, cuyas aguas se encontraban -y probablemente permanecen- con alta presencia del virus, hacia zonas más australes y hasta ahora supuestamente libres de brotes epidémicos de la enfermedad.
El nuevo hallazgo confirma los peores temores de la industria, que sin embargo fueron profusamente advertidos por organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Fundación Terram: los planes expansivos de la industria no significan más que trasladar los problemas de una región a otra, aumentando la zona de influencia de la enfermedad, y ponen en peligro una región hasta ahora relativamente libre de agentes patógenos.
Para combatir este problema, iniciado en 2007, desde el gobierno y la industria se ha apostado con fuerza al reordenamiento de la actividad, a través de la reforma a la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) y los nuevos RAMA y RESA. En términos generales, la mayor apuesta es implementar una nueva organización geográfica de los centros de cultivo, a través de un sistema de “barrios”, lo que permitiría una coordinación en términos de cuidados sanitarios y medidas de protección ambiental en general, así como disminuir la densidad de los cultivos y aumentar la distancia entre los distintos centros, en un intento de controlar la expansión de enfermedades. La instauración de estas macrozonas tiene como finalidad establecer un mayor aislamiento sanitario entre los centros de cultivo y por esta vía minimizar los riesgos sanitarios en la industria.
En todo caso, tan importante como la dictación y/o modificación de leyes y reglamentos, será necesario observar cómo se comporta la autoridad competente en materia de fiscalización y verificación en terreno del cumplimiento de esta nueva normativa, aspecto que históricamente y tal como se ha comprobado en distintas áreas, ha sido muy deficitaria en el país.
El brote de ISA en Magallanes viene a cuestionar toda la estrategia impulsada desde el gobierno y la industria en una etapa temprana de su implementación, que hace pensar que las empresas no han modificado suficientemente sus prácticas y su cultura en materia de bioseguridad y prácticas ambientales y sanitarias, tal como se quisiera transmitir. El manejo de la epidemia y la capacidad para controlarla y, eventualmente, erradicarla, será el principal indicador de la salud de la industria, y de su capacidad de mantenerse en el tiempo como un sector productivo viable desde el punto de vista ambiental y social en el mediano y largo plazo.