
El cambio climático está favoreciendo un aumento de la vegetación en la Antártica
Aumento de las áreas libres de hielo. Los científicos están preocupados porque la actividad humana ha traído consigo la llegada de especies potencialmente invasoras. El Mercurio, 25 de octubre 2011.
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La tundra antártica está bajo los efectos del calentamiento global, lo que ha permitido que las pocas especies de plantas que viven allí colonicen nuevos territorios que han quedado libres de hielo.
Según un estudio de investigadores de la U. de Concepción, encabezados por Angélica Casanova, doctora en ecofisiología vegetal, en los últimos 50 años la región ha experimentado un aumento de temperatura y eso está favoreciendo la presencia de vegetación, especialmente líquenes, musgos y también pastos locales como la Deschampsia antarctica y el Colobanthus quitensis .
La especialista, que trabaja en el centro de biotecnología del plantel, resalta que diversos estudios que se han realizado tanto en la península antártica como en las islas adyacentes revelan un aumento de los sitios que muestran presencia de especies vegetales, principalmente la Deschampsia .
"Vemos que hay una expansión de las plantas, pero no sabemos cómo se van a comportar al interactuar con otras especies vegetales presentes, como los musgos". Estos son los vegetales dominantes en las zonas libres de hielo de la Antártica, que apenas alcanzan a 2%.
Otro factor determinante es la calidad del suelo. "Para conseguir el establecimiento de una comunidad vegetal es necesario contar con un suelo apropiado. Y para que exista ese suelo, tiene que pasar mucho tiempo", dice Casanova.
La investigadora explica que la Antártica prácticamente carece de suelo orgánico y el poco que existe debajo de las carpetas de musgo no supera los 5 centímetros de profundidad.
Una mayor cantidad de precipitaciones gatillaría un aumento de la presencia de los pastos, pero la información meteorológica es contradictoria, reconoce la experta. Si el calentamiento no viniera acompañado por más lluvias, a la larga la expansión de los pastos se detendrían y también afectaría el crecimiento del musgo.
A esto se suma que en el último tiempo también se ha detectado la presencia de pastos foráneos en la zona, los que han llegado en forma no intencionada a través de turistas y científicos.
A los expertos les preocupa el impacto de la flora ajena en las frágiles y escasas especies nativas, que son hábitat de insectos y gusanos del lugar, y la posibilidad de que sean desplazadas por ésta.
El ecofisiólogo vegetal Marco Molina-Montenegro, también de la Universidad de Concepción, revela que la Poa annua , un pasto ornamental habitual de las plazas, está entrando a competir en forma inquietante con las especies locales. "El primer año encontramos un ejemplar, al siguiente seis y en cuatro años hemos encontrado más de cuarenta", sostiene.
Al analizar las rutas turísticas, éstas coinciden con los sitios donde se ha encontrado la planta foránea.
Los modelos computacionales muestran que la especie por ahora tiene un carácter colonizador, es decir no está afectando la sobrevivencia de las especies nativas, pero podría tornarse en invasora, en especial, si las lluvias aumentan.
Casanova reconoce que este incremento de la vegetación no significa que en pocos años una parte de la Antártica vuelva a ser un espacio de praderas verdes, como lo fue hace millones de años. "Falta mucho para que eso ocurra, no sabemos cuándo".
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Ambas investigaciones se presentaron durante la VII Reunión Chilena de Investigación Antártica, que se realizó el fin de semana pasado en la U. Adolfo Ibáñez de Santiago. El encuentro, en el que se presentaron 70 nuevos trabajos científicos, fue convocado por el Instituto Antártico Chileno (Inach).