
El clima cambió de ritmo: la no-estacionariedad pone en jaque los pronósticos y los récords
Cuando hablamos de no estacionariedad, nos referimos a que variables como la temperatura, la lluvia o los eventos extremos han dejado de oscilar en torno a un promedio estable y esto puede traer ciertas complicaciones. Fuente: Meteored, 17 de julio de 2025.
Imagina el clima al que estás acostumbrado en tu región: inviernos fríos, veranos calurosos, una época de lluvias y otra más seca. Esta repetición año tras año nos da una sensación de estabilidad. Pero, ¿y si te dijéramos que esa estabilidad ya no es tal?
Durante décadas, hemos confiado en el pasado para entender el futuro. Desde la agricultura hasta la construcción de infraestructuras, se ha asumido que las estadísticas climáticas se mantienen estables con el tiempo. Pero eso ha empezado a cambiar.
El clima ya no sigue las mismas reglas
Cuando hablamos de no estacionariedad, nos referimos a que variables como la temperatura, la lluvia o los eventos extremos han dejado de oscilar en torno a un promedio estable. No solo nos referimos a que hace más calor o llueve diferente. Hablamos de un cambio en las propiedades estadísticas del clima: en sus promedios, en su variabilidad e incluso en la frecuencia de los extremos.
Esto significa que las distribuciones estadísticas que describen variables climáticas como la temperatura o la precipitación ya no son constantes. En otras palabras, la forma en que varía el clima también está cambiando.

En términos estadísticos, se puede representar el clima de una localidad a través de su distribución; una función estadística que explica la frecuencia. Por ejemplo, una variable que se distribuye Normal, tiene la mayor frecuencia de valores centrados en la media (o promedio), que su vez es igual a la mediana, y la menor frecuencia en los extremos. La temperatura típicamente se distribuye de manera normal.
Otras variables poseen otras distribuciones, como la precipitación, que típicamente se distribuye como una función Gamma. Esto porque la mayoría de los días (u horas) poseen valores pequeños de precipitación y la minoría son valores extremos.
Con el cambio climático, estas distribuciones están cambiando. Para la temperatura, el cambio es típicamente un desplazamiento, es decir, que a medida que el planeta se calienta, la distribución de la temperatura en un lugar va desplazándose hacia valores mayores (hacia la derecha), pero mantiene la forma de la distribución… casi siempre.
Ver el ejemplo de la figura de arriba, se puede apreciar cómo en el periodo 1991-2020 la distribución de la temperatura en Barcelona y Santiago posee una forma ligeramente distinta a las distribuciones de los periodos anteriores.
El cambio en la forma de la distribución es más evidente en la precipitación. En ese caso, lo que se observa no es un desplazamiento sino un escalamiento. Esto quiere decir que, la distribución no sólo se desplaza, sino que también cambia ligeramente de forma. Haciendo del problema algo más complejo que para el caso de la temperatura.
Un problema que se puede “remover”
Debido a la no-estacionariedad, se observan cambios significativos alrededor del mundo. Las temperaturas medias aumentan década tras década, las lluvias se vuelven más irregulares, con años muy secos seguidos de tormentas intensas, cambia la manera en que los eventos climáticos se repiten o encadenan, dificultando su previsión, etc.
Un ejemplo operacional de los problemas que pueden traer los cambios en el clima, es en el cálculo para definir un evento El Niño o La Niña. Debido a la tendencia al calentamiento en la región del Niño-3.4 desde 1950, los episodios de El Niño y La Niña definidos por un único período base fijo de 30 años (p. ej., 1981-2010) incorporan cada vez más tendencias a largo plazo que no reflejan la variabilidad interanual real del El Niño y La Niña.

Para eliminar esta tendencia al calentamiento y mantener la definición de El Niño representativa, a pesar de los cambios de temperatura global, el Climate Prediction Center de NOAA tiene una estrategia para actualizar el período base de manera rápida. Se utilizan múltiples períodos base centrados de 30 años para definir el Índice Oceánico de El Niño (ONI) que se van desplazando cada 5 años.
De esta manera, los valores del ONI durante el periodo 1950-1955 se basarán en el período base de 1936-1965, los valores del ONI durante 1956-1960 se basarán en el período base de 1941-1970, y así sucesivamente.