
Energía a nuestros pies
Ministerio de Agricultura también estudia potencial dendroenergético en el país. Leña, biomasa, carbón, residuos agropecuarios, pasto y aceites. Todos elementos que al arder generan energía. Es lo que se conoce como dendroenergía. En Chile ya hay algunos proyectos en marcha, como plantaciones de álamos. La Nación, 11 de noviembre 2009.
La generación de energías alternativas es una apuesta a la que nuestro país se está sumando a paso firme: plantas eólicas, exploración para medir el potencial geotérmico y subsidios para la producción solar, son parte de estas señales desde el Estado.
Pero los bosques y plantaciones agrícolas, para la generación de energía calórica o electricidad, y los biocombustibles también tienen algo que decir y desde el Estado y las universidades se están haciendo también los esfuerzos necesarios para avanzar hacia una solución.
El Ministerio de Agricultura, la FAO y el Instituto Forestal (Infor) están trabajando en un proyecto que busca diagnosticar el potencial dendroenergético, esto es, identificar las posibilidades de este tipo de producción de energía, que es la que se obtiene de los recursos leñosos, de la biomasa de bosques y productos forestales, carbón vegetal y sus derivados, además de residuos de actividades agropecuarias, pastos y materia lignocelulósica.
La directora ejecutiva del Infor, Marta Abalos, señaló que “la biomasa forestal puede ser utilizada en una amplia gama de usos: para la generación eléctrica, como fuente de calor para calefaccionar, cocinar, lavar, como combustible para transporte, entre otros”.
Álamos energéticos
La empresa privada ya está haciendo apuestas. GreenWood Resources Chile (GWR), subsidiaria de GreenWood Resources Inc. de Estados Unidos, es una compañía de inversiones y desarrollo forestal con capitales chilenos y estadounidenses que ya ha se fijado en la dendroenergía. En 2003 se instaló en el país con plantaciones de álamos seleccionados entre la Séptima y la Décima Región. Su gerente general, Carlos Sierra, explicó que los proyectos que tienen en el país son del orden de los 80 millones de dólares para los próximos 7 años.
Estas plantaciones de álamos están orientadas tanto a la producción de combustible sólido (pellet para la calefacción y generación eléctrica con astillas combustibles) como líquido (etanol celulósico, combustible para utilizar en todos los motores, sólo o mezclado).
“Este combustible líquido es el petróleo del siglo XXII. Las investigaciones apuntan a que podría transformarse en un combustible puro, pero claramente se va a introducir en mezcla. En Estados Unidos ya se está produciendo, mezclando y dándole uso industrial cada vez a escala mayor”, señaló Sierra.
En el caso específico del proyecto que lleva a cabo GWR, Sierra explicó que se utiliza el álamo por dos razones: “Desde el punto de vista silvícola es una especie de muy fácil manejo y mejoramiento genético y que crece extraordinariamente bien en Chile, con turnos de corta que varía entre 2 y 5 años, en circunstancias que en cualquier proyecto forestal son 10 ó 15 años. En otras palabras, planto y en dos años estoy sacando combustible sólido y en 5, líquido. Incluso, es muy probable que con el mejoramiento genético y las nuevas tecnologías silvícolas podamos reducir este tiempo”, indicó el gerente.
René Carmona, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile, señala que existen alrededor de tres millones de hectáreas de suelo de aptitud forestal que eventualmente deberían estar plantados en el país.
Sin embargo, acusa falta de incentivos para su explotación. “Son terrenos más distantes de los puntos de consumo y una serie de otras limitaciones”, dice. Es que, según él, los suelos forestales en Chile son de bastante mala calidad, “no es llegar y poner cualquier especie, porque la rentabilidad no es siempre buena”. Para especies dendroenergéticas puede haber posibilidades, pero hay que estudiar si los cultivos valen la pena.
A su juicio, debido a los distintos tipos de relieve que existen, “hay muchísima superficie donde no se puede cultivar y sólo puede haber ganadería de subsistencia. Hay un espacio muy grande para plantar y para establecer este tipo de plantaciones”.
Gran potencial
En Europa, la dendroenergía ya lleva más de 20 año como tema de discusión. “De todo lo que ellos han hecho, las alicacias -árboles a los cuales pertenecen álamos y sauces- son los que tienen la mayor participación en el mercado. Otras especies no tienen espacio masivo para escalar en niveles industriales que resuelvan un porcentaje importante de la demanda de energía, porque requieren suelos donde hay que producir comida,” dice Sierra.
Sierra indica que en Chile hay un potencial superior al millón de hectáreas para plantaciones dendroenergéticas.
Manuel Paneque, académico del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, está en esta misma línea. Según él, nuestro país tiene una capacidad humana, tecnologías y una importante cantidad de suelos en los que no se puede producir nada, los que a su juicio “pueden ampliar nuestra frontera agrícola” si se estudian los terrenos y se plantan las especies con mejor potencial.
LAS ESPECIES DEL CIRÉN
El Ministerio de Agricultura encargó al Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren) una investigación que analice las diferentes posibilidades que existen en Chile para el desarrollo de biocombustibles a partir de plantaciones agrícolas de determinadas especies.
Los resultados de este estudio, “Zonificación Espacial de Aptitud Productiva de Especies Bioenergéticas”, debieran estar listos en marzo del próximo año. El objetivo es determinar el potencial productivo de las 30 especies vegetales de mayor ventaja para la producción de biocombustibles en Chile, considerando la adaptación a las condiciones agroecológicas específicas de la especie al país y la superficie potencial de cultivo asociada a cada una.
El director de esta institución, Rodrigo Álvarez, explicó que el estudio contempla la elaboración de bases de datos de clima y suelos ad hoc a nivel nacional, la creación de un sistema de información territorial con la información generada en el estudio y, finalmente, la generación de un set de monografías con los requerimientos fisiológicos y aptitud potencial de cada una de las 30 especies.
Entre las especies estudiadas destacan cultivos como la avena, cebada, maíz, soya, cártamo, girasol, lino y mostaza. En el ítem arbustiva, está el ricino, la jatropha, la tuna y la guindilla, y en las arbóreas, el aromo, el espino, el eucalipto y el álamo.
-Datos: 15% se expande cada año el mercado de los biocomustibles, según Agencia Internacional de Energía.