
La silenciosa contaminación sonora
Sus insospechadas consecuencias para la salud humana. Comparado con otras formas de polución, el ruido todavía juega a las escondidas, tanto en términos del volumen de estudios acerca de sus efectos (en la mayor parte del mundo) como de las regulaciones que lo controlan.;La Nación, 21 de agosto 2010.
Emisiones de vehículos: contaminación. Derrames de petróleo: contaminación. Humos tóxicos: contaminación. ¿Pero el ruido? Sí, también es una forma de contaminación, poco reconocida y regulada.
Producido en su mayor parte por el ser humano, conlleva riesgos potenciales contra la salud y el medio ambiente muy parecidos a los de los contaminantes físicos. “El ruido, dijo Alex Jochelson, consultor medioambiental, es una de las formas de contaminación más complejas y menos comprendidas”. La comunidad científica ha estado trabajando para cambiar aquello. Durante las dos últimas décadas, la evidencia acerca de cómo el ruido puede dañar la salud y a cuántas personas afecta, ha aumentado.
También lo ha hecho la presión para mitigar los sonidos excesivos y no deseados. Pero, comparado con otras formas de polución, el ruido ha sido escasamente abordado. “Como forma de contaminación, y la respuesta a él, está unos 20 años atrasado respecto a la contaminación del aire, donde empezamos a aplicar controles en los ’80”, dijo el doctor Rokho Kim, especialista de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Sólo en las últimas dos décadas hemos comenzado a tener evidencias científicas que muestran que su impacto sobre la salud puede ser tan grave como la contaminación del aire”.
En la Unión Europea, una de cada cinco personas está expuesta a niveles de ruido nocturno que pueden, a largo plazo, llevar a alta presión sanguínea e incluso a ataques cardíacos, según un informe de la OMS. Y en Estados Unidos, de acuerdo al Instituto Nacional de la Sordera, más de 30 millones de personas están expuestas regularmente a niveles riesgosos de sonido.
Investigaciones encontraron que una exposición prolongada a sonidos fuertes puede traer problemas de concentración, fatiga y estrés.
La exposición prolongada a cualquier ruido equivalente o superior a 85 decibeles puede causar la pérdida gradual del oído, pero es complicado definir qué niveles de sonido son aceptables. La tolerancia varía de una a otra persona y de una cultura a otra. Además, puede ser difícil establecer cuál es la fuente principal de ruido en un caso determinado. A menudo son muchos: el tráfico, los aeropuertos, los sitios de construcción, los vecindarios ruidosos. “Es toda un área política a trabajar”, dijo la doctora Charlotte Clark, de la Red Europea para el Ruido y la Salud. “Nadie ‘es dueño’ del ruido. Suele ser difícil saber quién es responsable”. Dijo que controlar el ruido “es un problema multiagencias”.
Como resultado, las regulaciones varían ampliamente alrededor del mundo. Hong Kong y Japón tiene algunas de las mejores políticas medioambientales en el tema, de acuerdo a Lawrence Finegold, uno de los más destacados expertos mundiales en políticas del ruido e investigaciones sobre sus efectos.
Alto precio
Para muchos países en desarrollo, por supuesto, es típico que el control del ruido sea más un lujo que una necesidad. Tiene un precio que las naciones pobres simplemente no pueden pagar. Pero hasta en EEUU las regulaciones sobre el ruido están lejos de ser consistentes y actualizadas. Según Finegold, los trabajadores estadounidenses están razonablemente protegidos en los ambientes ocupacionales y las regulaciones a los ruidos de aviones están entre las más estrictas del mundo. Pero el ruido medioambiental fuera del sitio de trabajo, a diferencia de otras formas de contaminación, no es abordado activamente. “Hoy Europa está 20 años por delante de EEUU” en materia de investigación y desarrollo de políticos respecto del ruido, dijo Finegold.
En Europa, el ruido ha estado desde hace tiempo en la agenda de los responsables políticos, como un tema que merece regulaciones y, si es necesario, inversiones.
Entre las iniciativas de la UE para disminuir los ruidos hay una de 2002, que instó a sus miembros a mapear los niveles de ruido en las ciudades. Basándose en los hallazgos, las autoridades están elaborando e implementando planes de acción local.