
Los animales y vegetales se están encogiendo debido al cambio climático
Equilibrio de los ecosistemas está en riesgo, según investigación de la Universidad de Singapur. El fenómeno afecta a las plantas de cultivo y a los peces; ambos, fuentes nutritivas claves para la humanidad. El Mercurio, 18 de octubre 2011.
Las temperaturas más calurosas y secas que se presentan en el planeta como consecuencia del calentamiento global estarían provocando que las plantas y animales alcancen tamaños menores a los habituales.
Así lo asegura un estudio que publicó ayer la nueva revista especializada Nature Climate Change.
Según investigadores de la Universidad Nacional de Singapur, encabezados por la bióloga Jennifer Sheridan, en los últimos cien años una diversidad de especies de la flora y fauna ha reducido su tamaño como una respuesta ecológica al cambio climático. No se trata de que en el futuro nos encontremos con versiones en miniatura de los animales tradicionales -aclaran-, pero sí podrían alcanzar en casos extremos hasta la mitad del tamaño habitual.
Según los autores, existen diversas explicaciones al fenómeno, pero en especial éstas apuntan a una menor disponibilidad de agua y nutrientes, y también a cambios metabólicos que permiten una mejor sobrevivencia a las especies más pequeñas. Las de mayor tamaño sufren más el calor porque sus cuerpos tienen una superficie más grande y además requieren mayor cantidad de alimento.
El oso polar, por ejemplo, ha experimentado una reducción en su tamaño, ya que ha tenido que adaptarse a una disminución del mar congelado, que era su hábitat tradicional y también su fuente de alimentación.
Entre los reptiles, el estudio menciona a una especie de tortuga, la Homopus signatus , que vive en Sudáfrica, y a las iguanas marinas de las islas Galápagos, las cuales han disminuido su volumen como respuesta a la menor cantidad de precipitaciones en el área en la cual habitan.
Otras especies, como el sapo común, el herrerillo (un ave de colorido plumaje) y el ciervo rojo han comenzado a reducir su tamaño como respuesta a temperaturas más cálidas e inviernos menos severos.
En el caso de las plantas, por ejemplo, su crecimiento se ve directamente afectado por la disponibilidad de agua, dice la publicación. Los modelos climáticos no son muy auspiciosos al respecto, y adelantan que varias regiones del planeta experimentarán períodos en que el agua escaseará, aun cuando en algunas de ellas las precipitaciones aumenten.
Esa situación, sumada al aumento de los incendios forestales, trae como consecuencia la reducción de nutrientes, lo que finalmente provoca una merma en el tamaño y disponibilidad de las plantas tropicales y las de cultivo.
Las especies que se ven más afectadas con estos cambios son las que están en la cúspide de la cadena alimentaria y también a los humanos.
La industria pesquera también se verá afectada: por cada grado más de temperatura, los peces, por ejemplo, pueden perder de 6 a 22% de su tamaño.
La evidencia fósil revela que esto ya ocurrió en el pasado, hace 55 millones de años, producto de un calentamiento global natural. Los insectos entonces disminuyeron entre 50 y 75% su tamaño normal.
No todos los animales se encogen a la misma velocidad, lo que podría afectar el equilibrio de los ecosistemas. Por ejemplo, si los ratones disminuyen más rápido que las serpientes, llegaría un momento en que las primeras no serían capaces de capturar la cantidad de roedores necesaria para suplir sus necesidades energéticas.
Desde 1982 se ha producido una constante reducción del hielo ártico. Esto afecta la disponibilidad de alimento para los osos polares, lo que ha hecho que las nuevas generaciones presenten un tamaño corporal menor que el habitual.