
Los esfuerzos ambientales en Chile se hacen humo
Menos bosques -el país tiene una de las tasas de deforestación más altas del globo-, escaso uso de energías renovables, erosión y aumento del aporte per cápita de gases, son algunos de nuestros principales tropiezos medioambientales, según estudio de la Universidad de Chile. ¿Avances? Algunos en mitigación y prevención de impactos. La Nación, 27 de agosto 2010.
Cuando en 2008, tras 16 años de tramitación, por fin se aprobó la Ley de Bosque Nativo, muchos intuyeron un avance para proteger miles de hectáreas de especies únicas que disminuían aceleradamente. Pero a un año de su entrada en vigencia, los bosques son el sector más afectado en el país, “el gran desastre de Chile”, según el ingeniero agrónomo Nicolo Gligo, director del Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile (CAPP) y quien dirigió el último Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile 2008, presentado recientemente.
El trabajo, que detalla las condiciones medioambientales del país, así como las presiones que lo afectan y respuestas que ha dado la institucionalidad, es el cuarto en su tipo y busca ser un instrumento comparable año a año, para que el gobierno, los legisladores, la academia y la comunidad, tomen decisiones.
El informe, en el que participaron una veintena de investigadores de las universidades de Chile, Talca, Austral y Católica, además de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, revela que si bien ha habido cambios positivos y, sobre todo, intentos por mejorar la situación medioambiental, queda mucho por hacer.
– Aire
Emisiones de material particulado (MP), dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) son los principales causantes de la contaminación atmosférica en el norte y centro del país debido a la actividad industrial, fuentes móviles, emisiones residenciales y termoeléctricas. El consumo de leña está causando estragos en el sur.
“Se han hecho muchas cosas, pero insuficientes. En Santiago se ha mejorado en cuanto a nitrógeno y azufre, pero seguimos con problemas de ozono y dióxido de carbono serios. Además hay un agravamiento en ciudades del sur”, sostiene Gligo. El aumento del parque automotriz y del polvo en suspensión están entre las causas. El informe propone mayor cobertura geográfica del control de la calidad del aire, pues hay zonas que ni siquiera cuentan con monitoreo de diagnóstico.
► Agua
Aunque la disponibilidad de agua en Chile es estable, llegando a los 60.614 m3/hab/año (cifras 2003), la situación es muy diferente entre regiones. Debido al régimen de precipitaciones, la diferencia va desde los 200 a los 70.000 m3/hab/año, lo que además hace al país particularmente sensible al cambio climático. “Se han hecho bastantes cosas, pero sigue habiendo contaminación, porque hay factores poco manejables, como la expansión urbana y tratamiento de aguas en torno a los lagos. Hay un problema bastante serio, combinado con contaminación derivada de la industria del salmón, en lagos, ríos y lagunas”, dice Gligo.
“Los indicadores dicen que estamos más o menos igual que antes”, sostiene el investigador.
– Bosque nativo
“Es el gran problema de Chile, es el gran desastre de nuestros recursos naturales, tenemos un estudio que dice que estamos disminuyendo casi 20 mil hectáreas al año de bosque nativo”, asegura Gligo.
Existe una tasa de deforestación de 1,1% anual, según el estudio UE Reforlan, financiado por la Unión Europea y llevado a cabo por la Universidad Austral.
“A este paso, vamos por muy mal camino”, dice Gligo, que hace una diferencia entre el bosque y las plantaciones de frutales, que han aumentado, pero que tienen funciones ecosistémicas distintas. El bosque nativo tiene un rol muy importante en la conservación de flora y fauna, en la regulación de cuencas y en turismo, incluso.
El 78% de los bosques chilenos están clasificados por la Iniciativa Global 200 como los más amenazados del mundo debido a su alto endemismo, tanto en flora como fauna. De hecho, albergan 11 especies en riesgo de extinción.
Para Gligo, la base del problema es la sustitución y la agricultura, que se debe analizar en forma más restrictiva y finalmente, los incendios forestales, que amenazan con incrementarse debido al cambio climático. “Hay que hacer reglamentos, legislar sobre la sustitución. Yo la considero una mala ley (de bosques)”, asegura.
– Diversidad
El problema de los bosques impacta en la conservación de la diversidad biológica. “Si uno reduce el hábitat, como el bosque, reduce la biodiversidad, si expandes la agricultura también vas reduciéndola”, sostiene Gligo.
El deterioro de la biodiversidad nacional, altamente endémica, tiene una agravante: no se conocen todas las especies que habitan el territorio. “Por ejemplo en Tierra del Fuego, existen líquenes, incluso fauna, que no se ha estudiado. Muchas de esas cosas se van eliminando antes de saber que las teníamos”, asegura.
En el mar también hay problemas, sobre todo en el borde costero por efecto de la población y la pesca. A pesar de que hay una ley que ayuda a mantener regulada 29 especies, falta investigar el verdadero impacto de la actividad pesquera. “Faltan recursos para la investigación científica. En este país casi no se hace investigación científica, es más tecnológica, que tiene resultados a corto plazo y da beneficios a la empresa”, dice.
Sobre los mamíferos marinos, sostiene que ratificar el convenio de protección a las ballenas es un gran avance, pero lo importante ahora es controlar las 200 millas. Dice que si bien no hay muchos estudios relativos a estos mamíferos, como magallánico, Gligo cuenta que cada vez que viajaba entre Punta Arenas y Porvenir, lo hacía acompañado de toninas cruzando el estrecho, que ahora no se ven. Hace algunas semanas un estudio de la Fundación Cequa ratificó que la especie está disminuyendo en número, un fenómeno que también está ocurriendo con la centolla.
– Suelos
Cada año se pierden entre 6 y 7 mil hectáreas por efecto de este fenómeno, derivado principalmente por malas prácticas en la agricultura y la deforestación. “Hay un plan de recuperación de suelos degradados, pero es pequeño frente a este tipo de cosas y se basa en recuperar la fertilidad del suelo, en general con nutrientes, también tiene que ver con la erosión, pero mínimamente, se hace muy poco para detener la erosión”.
– Ecosistemas marinos
El informe dice que en todo el país, el borde costero y los ecosistemas marinos (humedales, estuarios, lagunas) han sido dañados por la actividad humana, sea cosechando productos del mar o construyendo casas y caminos. Sin embargo, Gligo explica que los indicadores de contaminación de borde costero resultaron mejores que hace tres años, por el mayor control a las industrias y la baja en la contaminación por metales pesados.
Este tipo de ecosistemas es uno de los más difíciles de analizar, por el impacto climático y las corrientes que generan resultados contradictorios. “Creo que en pesca podríamos señalar datos más positivos, obviamente hay especies que se sobrepescan y sobre todo en el sur, sin considerar el tema de las grandes salmoneras que han contaminado el mar con el virus ISA”, agrega.
– Minerales e hidrocarburos
El impacto de la explotación de minerales e hidrocarburos en el aire, suelo y agua se ha ido estabilizando con el tiempo. “Ha habido bastante progreso, sobre todo para tratar de descontaminar”, agrega. Pero aún quedan problemas serios de contaminación de agua, y sobre todo de competencia por el uso del líquido. “Y ésos sí que son graves, sigue habiendo competencia por el uso en la gran minería, sobre todo al norte y con los indígenas. En eso no hemos notado un cambio de estatus definitivo”, sostiene.
– Ciudades
Mientras se mantenga la distribución del ingreso, continuará la segregación de las ciudades. Continúa perdiéndose suelo agrícola por la expansión de las ciudades. “Tenemos un contrasentido que no se da en otros países, se hace un plano regulador y después una evaluación de impacto ambiental (EIA), siendo que el plano regulador debería ser de por sí, un plano ambiental que regule el entorno”, explica. Al hacer un EIA poscreación del plano hace más difícil que la propuesta sea rechazada.
– Energía
“La energía está teniendo un impacto muy grande, por una matriz energética que no privilegia la eficiencia”, señala. Gligo sostiene que hay que apostar a las ERNC, aunque reconoce que son más caras. “Hemos subido su aporte al 3,5%, pero tenemos que llegar al 20%”. Esto, según Gligo, podría ser sólo una declaración de buenas intenciones si no se crean subsidios y no se desincentiva la producción de energía derivada de combustibles contaminantes.
No a las termoeléctricas
En la última Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático en Copenhague, Chile se comprometió a reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Según Gligo, la promesa es más bien una declaración de buenas intenciones, imposible de lograr si no se toman medidas como prohibir las centrales termoeléctricas.
“Es ciencia ficción, no se puede lograr si de hecho hay una gran discusión sobre instalar una termoeléctrica, que fue afortunadamente detenida. Cómo van a bajarlas si no paran ese tipo de emisiones, puede ser una declaración de principios, pero tienen que tomar las medidas correspondientes y una es decir: se acaban las termoeléctricas basadas en carbón”, enfatiza.
El investigador sostiene que mantener este tipo de energía es una contradicción a lo que se pretende lograr, porque Castilla no es la única termoeléctrica en carpeta, de hecho, en Isla Riesco (Magallanes) está a punto de aprobarse la entrada en operaciones de una mina de carbón a tajo abierto de alrededor de 600 hás., que además cubriría 1.500 hás. con el mineral, en una zona de vientos. “Cómo vamos a hacer una declaración a favor de bajar la contaminación si estamos haciendo esto. En 10 años, Chile ha aumentado 87% de sus emisiones per cápita y si la tendencia es a aumentarla, primero hay que detener esa tendencia y después tratar de bajarlas”, agrega.
Escasa participación ciudadana
Nicolo Gligo critica que la participación de la comunidad en las decisiones que afectan el medio ambiente es muy deficitaria. “Uno de los grandes problemas es que no tenemos organizaciones ciudadanas fuertes y cuando han sido buenas, ha sido en función de un problema específico, con Trillium en Tierra del Fuego, Celco en Valdivia o contra las represas en Aysén, pero no hay una participación ciudadana permanente y organizada”, enfatiza. Lo que en parte es culpa de la falta de ley. Ello también causa que sea casi imposible detener un proyecto con el que la comunidad está en desacuerdo, salvo con un plebiscito comunal. “En general, la participación ciudadana queda como una opinión, se hacen observaciones, se responden las observaciones y punto”, dice.
Metodología del informe
-Es un estudio de impacto ambiental que se hace cada tres años.
-La versión 2008 es la cuarta y estaba en 2009, pero no fue publicada para no afectar el proceso electoral.
-Se hace según la metodología del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Chile es uno de los pocos países que ha hecho cuatro.