
Norma de Emisión Para Fundiciones de Cobre: Un Paso Necesario
Columna de opinión de Paola Vasconi, Coordinadora del Programa de Medio Ambiente de Fundación Terram, publicada en blog de diario La Tercera el 23 de junio de 2011. Vea blog AQUÍ.
En el 2005, en el marco de la evaluación de desempeño ambiental realizada por la OCDE a Chile, se reconocen los avances realizados por el sector minero, en la disminución de las emisiones de material particulado, arsénico y dióxido de azufre (SO2) y el impacto que ello ha tenido en la mejora de la calidad del aire. Agrega, sin embargo, que las emisiones de SO2 siguen siendo muy altas, responsabilizando directamente de ello a las fundiciones de cobre (Cu), y recomendando avanzar en la regulación de los procesos industriales, pues hasta esa fecha la gestión de la calidad de aire en el país se basaba, principalmente, en el cumplimiento de las normas de calidad para los distintos contaminantes.
En este sentido, tras la reciente publicación en el Diario Oficial de la norma de emisión para termoeléctricas, la propuesta de regular las emisiones de las fundiciones de Cu se convierte en el paso siguiente indispensable para Chile, en la búsqueda de avanzar en la mejora sustancial de la calidad del aire de las distintas ciudades, a través del control y reducción de las emisiones contaminantes al aire. Con ello, se avanzará un paso más, absolutamente necesario, en la política, que hace ya casi dos décadas, viene impulsando el gobierno con el objeto de reducir las emisiones tóxicas de esta actividad, pues esta normativa busca fundamentalmente establecer límites para las emisiones de dióxido de azufre (SO2), principal contaminante de las fundiciones de Cu.
Pese a que la medida específica en que las fundiciones contribuyen a la emisión de contaminantes al aire en el país puede estar sujeta a controversias –algunos estudios indican incluso que las instalaciones más próximas a Santiago impactan directamente en la calidad del aire de la capital-, lo cierto es que éstas constituyen una fuente muy relevante, especialmente en relación al SO2.
La elaboración del anteproyecto, que se extenderá hasta octubre, de acuerdo al calendario del gobierno, debe incorporar al menos la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en atención a un adecuado resguardo de la población que vive aledaña a este tipo de instalaciones, establece ciertos límites tanto de emisión promedio anual –orientada a prevenir los efectos de la exposición prolongada- como de emisión máxima en períodos breves; así recomienda un máximo de 20 μg/m3 como media de 24 horas, y un máximo de 500 μg/m3 como media de 10 minutos. Esto, además, considerando que la norma chilena de calidad primaria supera en 12 veces a lo recomendado por este organismo.
El control de las emisiones de SO2 de las fundiciones de Cobre (Cu) en Chile constituye una prioridad fundamental, tanto por la relevancia de esta actividad productiva dentro de la economía del país, como por la exposición que implica para una serie de comunidades que se ubican en las zonas aledañas a ellas. Por ello, debiéramos tomar la discusión de este anteproyecto como una oportunidad para establecer estándares de clase mundial, con los que Chile pueda reducir significativamente sus emisiones a la atmósfera y proteger la salud de la población.