
Patagonia sin Represas y libertad de expresión
Columna de opinión de Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de Fundación Terram, publicada en El Mostrador el 18 de octubre de 2007.
Un elemento básico en el que se funda la democracia es la libertad y especialmente la libertad de expresión. La imperfecta democracia en la que vivimos hoy en Chile ha sido testigo esta semana de un nuevo atropello a este derecho fundamental: la flagrante censura a los avisos en vía pública de la Campaña por una Patagonia Sin Represas. Una situación no sólo insólita sino que además grave y preocupante.
Los hechos hablan por sí solos. Junto con el lanzamiento del libro del mismo nombre, hace algunos días, se programó una campaña publicitaria a través de la prensa, internet y avisos en la calle y otros lugares públicos, incluyendo el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, donde se instalarían varias gigantografías. Grande fue la sorpresa cuando repentinamente los anuncios, fueron censurados en el aeropuerto de Santiago, argumentando que eran controversiales. En el aeropuerto de Balmaceda, en tanto, anuncios similares fueron burdamente tapados, sin que los responsables se molestaran siquiera en dar una explicación. La situación fue aún más grave en el caso del Metro de Santiago, que se negó de plano a acoger la campaña, señalando que generaba controversias y que estaba fuera de los lineamientos de la empresa.
Es necesario aclarar que lo que se estaba solicitando en estos casos no era caridad. La Campaña Patagonia Sin Represas se ha manejado, para estos efectos, como una campaña publicitaria cualquiera, a través de una agencia y contratando medios y espacios publicitarios pagados a precios de mercado.
Agrava la situación el hecho de que en ambos casos el rechazo ha provenido de empresas del Estado, es decir, pertenecientes a todos los chilenos; con mayor razón debieran estar abiertas a toda la comunidad. Tanto el Metro como el Aeropuerto, como entes públicos dependientes administrativamente del Ministerio de Obras Públicas, debieran estar dispuestos a constituir canales de expresión de mensajes que, como el de la Campaña por una Patagonia Sin Represas, abre un debate indispensable para la comunidad nacional, ante la inminencia de la avalancha de megaproyectos hidroeléctricos que las grandes transnacionales pretenden imponer para el país.
Se trata de una campaña no sólo legítima, sino además indispensable para el país, que buscar fomentar la discusión y sacar a la luz pública las cuestiones de fondo en relación al proyecto de construir represas en Aysén: ¿cuál es el futuro que queremos para Chile en materia energética? Y, junto con ello, ¿qué Patagonia queremos heredar a nuestros hijos?
Endesa, en tanto, echando mano a todo el poder económico y político que es capaz de exhibir una gran transnacional, no ha tenido problemas para difundir desde hace meses su propaganda en favor del proyecto. Con ella, pretende convencer a los chilenos que las hidroeléctricas en Aysén responden a un "proyecto país", cuando en realidad bien sabemos que se trata de una iniciativa privada, y como tal su mayor beneficiario es el propio titular del proyecto.
Ante esta situación, no queda más que hacer un enérgico llamado para que la autoridad tome cartas en el asunto, y reviertan la absurda e impresentable decisión de censurar la Campaña por una Patagonia Sin Represas.