
PM2,5: una norma para proteger nuestra salud
Columna de opinión de Paola Vasconi, coordinadora del Programa de Medio Ambiente de Fundación Terram, publicada en el blog de La Tercera, el 16 de diciembre 2009.
La Sofofa, representando al gremio empresarial, manifestó su discrepancia a la norma propuesta, asegurando que resulta “imposible” alcanzar las metas de reducción de material particulado fino y, aún más, que no era conveniente establecer metas en este ámbito a metas tan lejanas como 10 ó 20 años, pues no es posible conocer ahora las condiciones y tecnologías que existirán en ese momento. Esta postura es, al menos, contradictoria, pues si no es posible establecer los niveles de PM2,5 razonables para el 2022 ó 2032, tampoco es posible asegurar que no será posible alcanzar determinadas metas de reducción. En todo caso, el tema de fondo es que la norma en discusión tiene que tener como objetivo principal proteger la salud de la población y en ese sentido debieran mirarse las normas que aseguren esto.
La norma para el material particulado fino es una aspiración exigida por amplios sectores de la ciudadanía durante al menos los últimos diez años; en este período hemos visto como se incrementan año a año los problemas de salud de miles de personas, especialmente de niños y adultos mayores, que sufren mayormente las consecuencias de este contaminantes tan dañino, sin que hasta ahora se haga nada para evitarlo.
Las inversiones que el sector industrial tendrá que realizar para que sus procesos productivos se adecuen a la nueva exigencia ambiental, deben comenzar a ser incorporadas como parte de los costos regulares de producción. Este incremento en los costos no es, como alega el sector, una desventaja a la hora de competir en los mercados internacionales; muy por el contrario, alrededor de todo el mundo la industria ha debido emprender el mismo camino, tendencia que sólo se incrementará en el futuro.
Además, este punto de vista elude poner en la balanza los costos en salud por enfermedades respiratorias y cardiovasculares y muertes prematuras que durante años hemos estado subsidiando y pagando todos los chilenos, en especial aquellos más vulnerables, debido a la falta de normativa.
El PM2,5, es de origen antropogénico, generado en los procesos de combustión que abarcan el sector industrial, el transporte público y particular, los artefactos de calefacción a leña, entre otros. Por lo tanto, esta será una tarea de todos y no de un sólo sector.
El procedimiento para la dictación de la nueva norma sigue ahora su curso regular; es de esperar que la autoridad pondere adecuadamente todos los argumentos, y no se deje llevar por presiones indebidas de ciertos sectores que pretenden debilitar la nueva normativa, sin otro argumento que el económico, y pasando por encima de la salud de todos los chilenos y chilenas.