Termoeléctrica Barrancones: ¿dónde quedó la nueva forma de gobernar de Piñera?
Columna de opinión de Paola Vasconi, Coordinadora Programa de Medio Ambiente de Fundación Terram, publicada el 25 de agosto 2010 en Blog La Tercera. Vea blog AQUÍ.
Durante toda su campaña electoral del año pasado, Sebastián Piñera prometió a todos los chilenos que si era elegido Presidente de la República inauguraría en nuestro país una nueva forma de gobernar, dichos que fueron reiterados recién asumida la presidencia. Nadie tenía muy claro qué significaba esto y cuál sería finalmente la manera en que se implementaría esta nueva forma de gobernar.
No obstante, con un marcado discurso ambiental durante su campaña y potenciando el nacimiento de la nueva institucionalidad en la materia, se podría haber pensado que en materia ambiental, a partir de marzo de 2010, la nueva forma de gobernar significaría que la protección del medioambiente, del patrimonio natural y del derecho de las personas a vivir en un ambiente libre de contaminación, pasarían a ser parte importante y estratégica de la toma de decisiones en el país.
Sin embargo, a poco andar del gobierno de Piñera nos hemos ido dado cuenta que en material ambiental no existe una nueva forma de gobernar y que la tendencia inaugurada por el ex presidente Frei, cuando durante su mandato señaló que “ninguna consideración ambiental detendría el desarrollo del país” -y que fue leitmotiv durante todos los periodos de gobierno de la Concertación- se seguirá manteniendo. Es decir, seguiremos bajo gobiernos cuya premisa para la toma de decisión es proteger los intereses económicos de unos pocos, por encima de las consideraciones ambientales y sociales del país.
Tanto es así que el propio Presidente de la República es capaz de hacer caso omiso a su compromiso público con la comunidad de La Higuera, en particular, y con la ciudadanía en general cuando, como candidato presidencial, señaló “que se opondría a las instalación de centrales termoeléctricas en Punta de Choros”, al considerar que es una “aberración” instalar un proyecto de esas características en esa zona. Sin embargo, esta semana esa aberración se convirtió en parte de la historia de nuestro país, pues la Corema de Coquimbo –instancia regional eminentemente política encargada de evaluar ambientalmente los proyectos de inversión- otorgó, por 15 votos a favor y 4 en contra, una resolución de calificación ambiental favorable al proyecto termoeléctrico Barrancones, de la empresa franco-belga SuezEnergy.
Con esto dio su autorización a la instalación de una central térmica a carbón (540 MW) en la comuna de La Higuera, en las inmediaciones de Punta de Choros, una de las escasas áreas costera marinas protegidas del país, con una rica biodiversidad de alto valor ecológico, incluyendo más del 80% de la población mundial de pingüinos de Humbolt. Esto, además, sin considerar todas las evidencias científicas presentadas por el movimiento ambiental ciudadano local, por prestigiosas universidades y reconocidas organizaciones ambientales, que coinciden en señalar que estos ecosistemas no sobrevivirían una vez que comience a funcionar la termoeléctrica.
Por esos días y como consecuencia del accidente que sufrieron 33 mineros de nuestro país en la mina San José, el Presidente ha sostenido que es necesario reestablecer en el empresariado el concepto de la ética de la responsabilidad, y para ello ha nombrado una comisión ad-hoc. Hoy, a propósito de la aprobación del proyecto Barrancones, exigimos al gobierno y al Presidente que internalice en la toma de decisiones el concepto de la ética de la responsabilidad gubernamental. De lo contrario, al igual que sus antecesores recientes, a propósito de la Planta de Celulosa Celco-Valdivía y la muerte de miles de cisnes de cuello negro en el Santuario Río Cruces, pagará el costo político de autorizar en Punta de Choros una zona protegida la instalación de un proyecto de estas características.