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El 80% de los residuos generados en tierra desembocan en el mar

En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Magallanes se realizó en lanzamiento de la segunda edición del Atlas de los Océanos. La investigación fue realizada por la Fundación Heinrich Böll, en conjunto con diversos expertos y académicos y revela hechos y cifras de las amenazas a los ecosistemas marinos. La presentación estuvo a cargo de la doctora Ingrid Wehr, representante regional de ese organismo en el Cono Sur, y la directora ejecutiva de la Fundación Terram, Flavia Liberona. Esta materia busca ilustrar la importancia del papel que desarrollan los océanos y sus ecosistemas, no sólo para las personas que residen en las costas, sino para toda la población.

Los mares están bajo estrés. El principio de libertad de las mareas que se han mantenido vigente por cientos de años, ha permitido el acceso ilimitado al océano y a sus recursos. Esto, junto al cambio climático ha traído lamentables consecuencias, tales como la pesca excesiva, pérdida de biodiversidad y la contaminación oceánica.

El mundo produce 300 millones de toneladas de plástico anualmente. Cerca de 2% -alrededor de ocho millones de toneladas métricas- termina en los océanos. El 80% de los residuos plásticos termina en los océanos, generalmente a través de los ríos, 20% lo arrojan por la borda de las embarcaciones. Una parte del plástico es arrastrada grandes distancias por las corrientes marinas para acumularse en enormes vórtices de basura, como la gran mancha de basura en el remolino del Pacífico Norte.

Es una cantidad impresionante, no obstante, 1% de ese plástico se encuentra en la superficie de los océanos. La mitad de ese 1% se acumula en vórtices de basura, la otra mitad se encuentra más dispersa. Eso deja 99% (7,92 millones de toneladas métricas), sin contabilizar anualmente. ¿A dónde va a parar? La ciencia sólo comienza a desentrañar el enigma, al inicio del nuevo milenio, un fenómeno antes desconocido, el microplástico. Los grandes fragmentos de plásticos se van erosionando poco a poco, descomponiéndose por efecto de la luz solar y devorados por bacterias, fragmentándose en muchas partículas más pequeñas menores a 5 milímetros.

El 99% restante de los residuos plásticos nunca llegan a los manchones de basura, ya que también se descompone en microplástico y desaparece en el océano para terminar en las profundidades. De hecho, la concentración de plástico en el fondo marino es mil veces mayor que el plástico concentrado en la superficie.

La doctora Wehr indicó que los ecosistemas marinos eran de suma relevancia para la sobrevivencia del planeta Tierra. El tema de la libertad de los mares dice relación con que un bien común necesita cuidado y tenemos que comprometernos en cuidarlo especialmente para que no haya sobrepesca. El tema de los microplásticos nos obliga a tomar medidas en conjunto más allá de la soberanía de un país, se necesitan compromisos comunes, una gobernanza para los problemas que no puede resolver un país por sí sólo.

“Uno de los grandes problemas en los océanos dice relación con la gran cantidad de plásticos que llegan al mar y no sólo se trata de plástico grande que se ve flotando, lo que hay y que no se conoció por mucho tiempo es que el plástico ya sea por efecto de las rocas o las olas se pulveriza después de un tiempo y los peces o ballenas cuando lo toman como plancton se alimentan de eso y mueren prácticamente con el estómago lleno de hambre. Además esto entra a la cadena alimenticia porque los peces se lo comen y finalmente llegan a nuestro plato y hasta el agua potable. Este es un gran problema que implica cambios en nuestros hábitos, implica reciclar, un tema de economía circular con el cuidado de los mares también”, precisó.

Respecto a cómo evitamos que el plástico siga llegando a los océanos la directora ejecutiva de la Fundación Heinrich Böll, dijo que lo si bien lo grande se podía sacar, esto era muy complicado cuando se había transformado en microplástico. “El tema central yo creo sería no sólo hacer más reciclaje, sino volver a sistemas donde no se emplean tantas botellas plásticas, se podrían utilizar más las de vidrio que es una industria reutilizable y que además genera muchos empleos. Tenemos que cambiar nuestras formas de consumo ya que una parte significativa de los residuos plásticos en los océanos proviene del embalaje y de los productos que utilizamos, esto para poder salvar los mares. Es absolutamente necesario que tengamos un cambio de mentalidad”, puntualizó.

El último destino del plástico

Mantener la sustentabilidad ambiental, aún con la presión que ejerce el mayor crecimiento económico, es sin lugar a duda uno de los desafíos más importante tanto a nivel global como local. A lo largo de su historia Chile ha basado el desarrollo económico en una fuerte explotación de sus recursos y su patrimonio natural. Chile es uno de los países que más basura genera a nivel sudamericano. Cada chileno produce en promedio 1,25 kilogramos de basura por día. El problema radica en que el 60% de los residuos generados en tierra desembocan en el mar.

El programa Científicos de la Basura liderado por la Universidad Católica del Norte ha realizado tres estudios nacionales con el objetivo de cuantificar, caracterizar y ubicar espacialmente los residuos marinos antropogénicos, definiendo seis zonas a lo largo de las costas del país. Se ha logrado por ejemplo establecer que los residuos están compuestos principalmente de plásticos 27,1% y colillas de cigarro 41,8%n en 2016. Investigaciones de Esmoi, Núcleo Milenio Ecología y Manejo sustentable de islas oceánicas analizaron custro zonas representativas de Chile. Antofagasta, Rapa Nui, Coquimbo y Puerto Montt, determinándose que las playas de la Región de Antofagasta son las más contaminadas.

Estudios de la Organización Naciones Unidas (Onu) Ambiente indican que los residuos plásticos, muchos de ellos microplásticos aparecen en 800 especies de fauna marina y 40% de ella corresponde a cetáceos y 44% a aves marinas. De esta forma el plástico ingresa a la cadena alimentaria humana con efectos aún desconocidos para la salud de las personas.

Para lograr un cambio positivo, que conduzca a una menor generación de residuos, es primordial que a nivel de los gobiernos se promueva un desarrollo económico enmarcado en la sustentabilidad ambiental, con un aporte en gestión y recursos que estimulen medidas para mejorar la recolección, el transporte y eliminación de residuos sólidos.