La Antártica tiene más de 107 mil hectáreas de vegetación, revela estudio inédito
Un nuevo estudio detectó más de 107 mil hectáreas de vegetación en la Antártica, clave para la fauna y el clima global. Así se mapeó el continente blanco. Fuente: 24 Horas, 1 de diciembre de 2025.
Un nuevo estudio científico reveló que la Antártica alberga alrededor de 107.000 hectáreas de vegetación, una superficie comparable a la ciudad de Berlín. El hallazgo, realizado por la red MapBiomas, analizó imágenes satelitales obtenidas entre 2017 y 2025 para mapear las zonas sin hielo del continente blanco durante el verano antártico.
En total, la Antártica tiene 1.366 millones de hectáreas, pero solo 2,4 millones de hectáreas están libres de hielo (menos del 1 % del territorio). Y dentro de esas áreas, cerca del 5% presenta algún tipo de vegetación, compuesta por líquenes, musgos, algas terrestres y gramíneas. Estas formaciones aparecen principalmente en islas, zonas costeras y la Península Antártica, aunque también en cordones montañosos del interior.

El mapa climático del continente blanco
Las condiciones climáticas determinan gran parte de la distribución de la vegetación. En las islas antárticas, las temperaturas máximas en verano oscilaron entre 1 °C y 3 °C en el período 1958–2024. Sin embargo, en las zonas montañosas del interior, las máximas estivales apenas alcanzaron entre –15 °C y –30 °C, y las mínimas entre –20 °C y –35 °C.
La investigadora y coordinadora del estudio, Eliana Fonseca, destacó que el mapeo es clave para comprender los efectos del cambio climático en el ecosistema antártico. “Estas áreas sin hielo son fundamentales para la fauna local, especialmente para especies como los pingüinos, que construyen sus nidos en zonas libres de hielo”, señaló.
El mapa también permite monitorear la productividad de los ecosistemas y detectar zonas vulnerables al cambio climático, facilitando futuras acciones de conservación.
Un ecosistema clave para el clima global
La importancia de la Antártica va mucho más allá de su biodiversidad. El continente juega un rol esencial en la regulación climática del planeta. Fonseca explica que la enorme capa de hielo y las bajas temperaturas funcionan como un “termostato natural”, generando masas de aire frío que influyen en la temperatura y las lluvias en el hemisferio sur.
Sin embargo, el estudio también advierte las dificultades para realizar este tipo de mapeo. La falta de radiación solar durante el invierno y fenómenos como el sol de medianoche dificultan la detección de zonas libres de hielo. Durante la estación fría, la vegetación desaparece y sólo quedan esporas y semillas que reaparecen al verano siguiente.