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Aumenta el número de cisnes de cuello negro muertos por lobos marinos, y ya suman 139 este año
La cifra podría incrementarse porque los ataques se concentran en el invierno. Experto sostiene que es necesario contar con censos para verificar si los atacantes son ejemplares jóvenes o adultos. Fuente: El Mercurio, 1 de julio de 2024.
Más de un centenar de cisnes de cuello negro muertos, 139 para ser exactos, se contabilizan en los ríos de Valdivia a causa de ataques de lobos marinos, comportamiento que inicialmente era calificado como errático por especialistas, pero que tras el paso de los años se habría vuelto una costumbre para los mamíferos.
Tales cifras, reveladas por la Universidad Austral de Chile (UACh), son mayores a las entregadas por la Conaf, organismo que esta semana indicó que entre abril y junio de este año se hallaron restos de 83 cisnes de cuello negro.
“La situación de ataques asociados a lobos marinos respecto de cisnes se viene produciendo desde 2018, y la hemos visto en el santuario, producto de los monitoreos que hacemos de aves. Encontramos carcasas de cisnes con esta situación. Solo este año ya llevamos 21 cisnes en abril, 34 en mayo y 28 en junio, con esta misma situación de ataques de lobos marinos”, afirma Arnoldo Shibar, director regional de Conaf en Los Ríos.
En la UACh, el equipo que trabaja con el doctor Eduardo Jaramillo, académico de la Facultad de Ciencias, posee un conteo más detallado, pues abarca zonas más al interior del río Cruces y del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter. En él se revela que solo este mes han hallado 15 carcasas (parte del esqueleto superior) de cisnes.
El doctor en Zoología de la Universidad de New Hampshire (EE.UU.) añade que “los lobos son depredadores y si encuentran alimento, van a comer. Este encuentro con los cisnes de cuello negro es algo que hemos observado durante los últimos seis años. Nosotros hemos calculado el índice de depredación por mes y vemos que los ataques se concentran durante el período junio-septiembre. Justamente, es en esas mismas fechas cuando los cisnes se repliegan hacia el interior del santuario, ocupando zonas poco profundas de ríos tributarios a los que es difícil llegar”.
Jaramillo, quien apunta que se desconoce aún por qué razón los ataques de lobos a cisnes se concentran en invierno, sostiene que hoy lo central es efectuar censos continuos en el tiempo, “a fin de identificar con la mayor certidumbre posible si los lobos que devoran cisnes son juveniles o adultos. Hasta ahora, tenemos evidencia de que esos lobos son mayoritariamente juveniles”.
El lobo marino es una especie protegida y su caza está prohibida por el SAG hasta 2031. Los cisnes tienen la misma protección, pero en base a Sernapesca. Solo en 2018, los lobos marinos dieron muerte a cerca de 200 cisnes de cuello negro.
Con todo, Jaramillo sostiene que “ambas (especies) se encontraron por una presión antropogénica, vale decir, la actividad humana generó en su momento un punto de atracción para los lobos en la Costanera de Valdivia; años después, hubo otra causa que hizo que parte de la población de lobos entrara al humedal y comenzara a depredar cisnes; esto implica que ahora, Valdivia debería planificar su ciudad considerando este tipo u otro tipo de interacciones biológicas que ocurren en su entorno”.