Plan de descarbonización: poca claridad en la segunda parte del compromiso

Foto: Archivo Terram.

A partir del 2025, aparecen los mayores desafíos y no está claro cómo se va a llevar a cabo el plan. Fuente: La Segunda, 17 junio de 2019.


Hasta 2025 todo parece ir bien con el plan de descarbonización. Y Engie, una de las empresas comprometidas, ya cerró dos de sus plantas en Tocopilla. Sin embargo el plan de cierre de estas ya estaba previsto. Así, tanto la empresa como el Gobierno tenían coincidencia de intereses. Pero, ¿qué pasará después de la primera parte del plan de descarbonización?

Si bien las empresas se comprometieron a ser parte de este proceso, sus propias condiciones, la marcha de la economía, del gobierno y la tecnología al 2040 pueden cambiar.

‘Hay que ser cuidadoso, no creo que sea prudente comprometer fechas. Este compromiso del 2040, veremos, depende de condiciones del sistema, lo único claro es que a 2025 se sacan 8 centrales’ comentó la gerente general de la consultora Energética, María Isabel González. Y agrega que considera el compromiso ‘bastante verde’ y osado.

Las empresas incluso creen que pueden avanzar más rápido, pero que dependerá de las condiciones del minuto. ‘Creemos que podremos avanzar más rápido pero eso dependerá del desarrollo de las renovables, la estabilidad del sistema eléctrico del país y el desarrollo de líneas de transmisión’, afirman desde Enel.

En el lanzamiento del compromiso el Presidente Piñera mencionó que después de la primera etapa se realizarán estudios cada cinco años para definir el cronograma de salida de las centrales. Algunos lo consideraron poco ambicioso y poco transparente y a otros les pareció difícil de hacer cumplir por parte del gobierno de turno.

‘Es completamente viable cerrar las termoeléctricas a carbón incluso antes del 2040. Lo importante es conocer los detalles de los acuerdos entre las empresas y el Gobierno, así como la información que usaron para acordar este plazo, pues todo ha sido poco transparente’ dijo la directora ejecutiva de Fundación Terram, Flavia Liberona.

Mecanismos más efectivos

Hasta ahora el plan se trata de compromisos que de hecho las mismas empresas han relativizado. Pues el acuerdo detalla que deberán cumplirse una serie de condiciones para habilitar el programa a 2040.

Por ejemplo, en el caso de Colbún, anunciaron que el cierre de la central Santa María quedaría sujeto a no afectar al incumplimiento de contrato que tienen con Codelco, el cual se extiende a 2044. aes gener, por su parte, explicó que ‘cada cinco años definiremos nuevas metas’. Finalmente, Engie ha declarado que cualquier modificación o aprobación correspondiente tendrá que pasar por el directorio o junta de accionistas. Desde la firma dijeron que el directorio ha aprobado lo declarado respecto a sus unidades 14 y 15, que son parte del plan de cierre hasta 2025 y no se refirieron a lo que pasaría después de esa fecha.

‘Pueden rechazarlo (el acuerdo). Esas centrales tienen vida útil por 40 años. Si todavía pueden funcionar y tienen contrato obviamente van a seguir funcionando’, agrega González. Con todo, desde Colbún declaran que consideran factible cumplir las metas que se comprometieron en el plan gubernamental.

Frente a esto, desde el Ejecutivo plantean que ‘todas las empresas deben respetar evidentemente los órganos de su gobierno corporativo para la toma de decisiones (…) No vemos que este elemento propio del gobierno corporativo de las empresas interfiera con los acuerdos’, explicó el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, José Venegas.

Desde la academia, surgen otras alternativas que parecen más razonables desde el punto de vista económico, y que a la vez son más institucionales que un mero compromiso entre un futuro gobierno (que puede tener otras prioridades) y las empresas (que también pueden estar enfrentando escenarios distintos al de hoy).

Una de ellas es aumentar impuestos a las emisiones de elementos contaminantes. ‘Entre las herramientas (más viables) está el impuesto al CO{-2}, sabemos que actualmente US$ 5 por tonelada es insuficiente, y ya contamos con estudios para proponer y optar por un valor mayor que logre internalizar o reflejar los costos sociales y ambientales que tienen esas emisiones’, explicó el director de WWF, Ricardo Bosshard.

Otra de las ideas que surgen entre los expertos es revisar la legislación actual de emisiones que tienen las centrales y las reconversiones de estas. ‘Por ejemplo, actualizar la norma de emisiones de termoeléctricas, proceso que está retrasado. No permitir la reconversión de centrales, que este tipo de centrales no queden en el sistema como unidades de respaldo, son algunas medidas’, agrega Liberona.

‘Una vez que se usan los impuestos correctos las energías más contaminantes son más caras y eso las hace menos competitivas que las energías limpias. Eso acelera el cambio a una matriz energética más limpia’, plantea el profesor de la Escuela de Gobierno de la UAI Claudio Agostini. Y agrega que ‘implentar un impuesto al CO{-2} y subir el impuesto al diésel son políticas correctas que deberían implementarse ahora, independiente del acuerdo de descarbonización’.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *