La amenaza fantasma
By Terram Communications

La amenaza fantasma

Un catastro preliminar realizado por la institución a principios de 2016 -cuando se detectó la anomalía- daba cuenta que solo el 12% del total de hectáreas estaba sano. Fuente: El Austral de Temuco, 1 de octubre de 2017.

Mientras científicos nacionales e internacionales realizan esfuerzos para identificar qué está provocando que el 93% de las hectáreas de araucarias a nivel país se estén secando -sin que exista una forma de impedirlo-, un grupo de académicos de la Universidad de La Frontera pretende conseguir que el milenario árbol pase de considerarse “vulnerable” a “en peligro de extinción”, al mismo tiempo que la Conaf desestima la propuesta argumentando que los ejemplares nativos están bien cuidados y que las comunidades mapuche-pehuenches reaccionan en contra de toda medida o propuesta científica que pretenda intervenir, aún más, su territorio.

Puede que la prisa del devenir cotidiano provoque que muy pocas personas se hayan percatado que en la parte posterior del billete de $2000 pesos está retratado un pedacito de Chile que está allí, al ladito, en Lonquimay, en la Reserva Nacional Nalcas. Quizás algo parecido a eso, como el estrés que provoca hacer trámites con dinero, es lo que incide en que muy poca gente tome conciencia que La Araucanía es privilegiada al tener araucarias en su cordillera. Por lo mismo, que la mayoría de ellas estén infectadas por un hongo no identificado, es una amenaza que debiera mantener a todos en alerta, y más cuando algunos científicos sostienen que en unas décadas más, si no se cuidan bien, pasarían de ser bosques cordilleranos a árboles que a esa altura solo podrán verse en archivos de la literatura botánica, en pinturas y en lo que a esa altura serán antiguos documentos que eran homenajes del Estado, como la libreta de familia del Registro Civil y el mismo billete de dos mil pesos.

El 15 de mayo pasado, el escritorio del seremi de Medio Ambiente de La Araucanía, Marco Pichunmán, se llenó de papeles, carpetas y archivadores. Todo eso fue lo que un grupo de académicos de la Universidad de La Frontera (Ufro) llevó hasta su oficina, con la idea de que fuera canalizado hasta el Ministerio de la misma cartera, en Santiago, la solicitud a través de la que buscan que se deje de considerar a la araucana araucana como una especie “vulnerable” y que se declare “en peligro de extinción”, teniendo como argumento base lo que consideran una disminución considerable del número de hectáreas que —a su juicio— se debe principalmente a negligencias del Estado. Cuatro meses después, hace pocos días, el seremi tuvo novedades para los investigadores: la araucaria entró al proceso de reclasificación junto a otras 56 especies.

“Es un proceso que recién está comenzando. Ahora está abierto el llamado para complementar antecedentes respecto a cada una de las especies”, explica el seremi Pichunmán, añadiendo que dicha etapa culmina este viernes 6 de octubre. Luego de eso, un comité técnico y colegiado compuesto por profesionales de órganos estatales del ámbito de la Agricultura, investigadores de distintas universidades y personeros de ONGs vinculadas al área, revisarán dato por dato si es que es procedente redasificar o mantener la denominación.

EL RIESGO

El origen de la familia de especies de la que desciende la araucana araucana o pehuén se remonta, según estudios, a hace alrededor de 240 millones de años, un período temporal que puede describirse básicamente como la época en la que los dinosaurios corrían mientras la tierra continuaba formándose. De acuerdo al último catastro de bosque nativo, realizado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), de todas las araucarias araucanas del mundo, Chile concentra un 75%, mientras que Argentina un 25%.

La Conaf registra en sus catastros que las araucarias están distribuidas principalmente en áreas sobre los 700 metros de altura en la cordillera de la Costa (Nahuelbuta) y sobre los mil metros en áreas cordilleranas entre el sur del Biobío y la zona norte de la región de Los Ríos, contabilizándose 253 mil 339 hectáreas de araucarias como total nacional. De esa cantidad, 199 mil 460 están en la Región de La Araucanía. Eso significa que el 79% de las araucarias de Chile están en La Araucanía, lo que representa al 60% de las araucarias araucanas del mundo. Dada su importancia identitaria y la conexión con el pueblo mapuche-pehuenche, fue declarada “Monumento Natural” en 1976. La calificación que prohibe su tala y comercialización fue ratificada en 1990, luego de una revocación en 1987.

LA INFECCIÓN DESCONOCIDA

A principios de 2016, guardaparques de las áreas silvestres protegidas de Conaf reportaron el avistamiento reiterado de una sequedad inusual y repentina, tanto en las hojas de las araucarias adultas como en ramas completas de los ejemplares jóvenes. Un año después de que se detectó la anomalía, los estudios realizados en el intertanto dieron cuenta que el 93% del bosque adulto de araucarias presenta algún grado de afectación por lo que los científicos catalogaron como un “agente aparentemente fungí no identificado”.

Conaf reconoce que la propagación de la anomalía ha sido significativa desde que fue detectada. Un catastro preliminar realizado por la institución a principios de 2016 -cuando se detectó la anomalía- daba cuenta que el 12% del total de hectáreas estaba sano. Los estudios expuestos por los científicos en ese seminario, precisaron que la cantidad de especies sanas disminuyó a solo un 7%.

Los estudios efectuados hasta la fecha detallan que la tasa de mortalidad en especies adultas alcanza el 1%, un cálculo que aumenta en los ejemplares jóvenes, ya que el catastro más preciso hasta la fecha estimó que el 7% de las araucarias de menos de un metro y 30 centímetros presentan algún tipo de año.

Rodrigo Ahumada, jefe de la división de Protección Fitosanitaria de BioForest, explica que el daño que provoca este agente desconocido puede describirse como una sequedad de las hojas que avanza en forma progresiva desde la base hasta las ramas superiores y “puede provocar, en algunos casos, la muerte del ejemplar, impidiendo su regeneración”.

¿Qué es lo que está dañando a las araucarias? Todavía la Conaf no tiene respuestas comprobadas. Las hipótesis hasta ahora van desde hongos hasta el cambio climático, pasando por la cada vez más aguda escasez de agua. Y aunque Ahumada revela que en las muestras de araucarias dañadas sí han logrado identificar la presenda de hongos, no se puede descartar que esa aparición pueda estar relacionada con el cambio climático. “Es muy probable que un hongo e incluso más de uno estén involucrados en el daño foliar de los árboles, pero pudiera ser que bajo ciertas condiciones ambientales estos agentes son capaces de causar el daño”, explica el experto.

El director regional de Conaf, David Jouannet, detalla que han comenzado pruebas para aplicar fungididas en zonas muy limitadas y específicas, a modo de prueba. “Hemos tenido distintos resultados, en laboratorios y parcelas. En la mayoría de ha detenido el avance pero lo que nos queda es estudiar los efectos secundarios de esta aplicación”, relata. Sin embargo, como todavía no está identificado qué tipo o clase de hongo es, la amenaza ante la que está la araucaria es un misterio y, por lo mismo, ni siquiera existe una forma de combatirlo.

“La afectación es alta, pero la idea es no apurarnos en detener esto con un agente químico externo ya que podemos afectar otras especies de flora y fauna que hay alrededor. En Estados Unidos y otros países pueden pasar décadas sin que se pueda identificar un agente patógeno en ejemplares nativos, y tenemos fe en que con las herramientas que tenernos podremos determinar prontamente en detalle la situación”, argumenta Jouannet.

LA PROPUESTA

Los académicos de la Universidad de La Frontera que están solicitando declarar a la araucaria “en peligro de extinción”, ingresaron su solicitud de manera paralela a los estudios de daño sanitario que lleva adelante la Conaf.

Patricio Pacheco, director de la carrera de Ingeniería en Recursos Naturales de la Ufro, señala que entre los factores que sustentan su solicitud está “el cambio climático, la excesiva explotación del piñón —su semilla y único método de reproducción natural—, la rápida reducción de su superficie, la rápida fragmentación de sus bosques y la acción del hombre, a través de la introducción de ganado y los incendios forestales”.

En tanto, Rubén Carrillo, director del Departamento de Ciencias Agronómicas de la Ufro, advierte que las araucarias están “en una etapa crítica como ecosistema boscoso” y que por lo mismo han llevado adelante iniciativas dentro de investigación y conservación en laboratorios y en espacios abiertos como el Bien Nacional Protegido “Las Araucarias”, que son 11,41 hectáreas ubicadas en Carahue en donde aún quedan vestigios del cordón de araucarias que existió en la cordillera de la costa de La Araucanía, de lo que solo queda una parte en la Reserva Nacional Nahuelbuta, en Angol. “La araucaria está mayoritariamente en La Araucanía y es nuestro deber, como científicos locales, el hacer todo lo posible para resguardar una espede tan única e identitaria. Si no se toman los resguardos pronto, va a ser imposible que la araucaria araucana siga reproduciéndose de manera natural”, advierte.

LA DISPUTA

La propuesta de los académicos de la Ufro no es bien recibida por parte de Conaf, aunque dicen comprender la preocupación, tal como agradecen a toda iniciativa que vaya en pro de conservar el árbol nativo. Tanto a nivel nacional como regional, las autoridades del estamento han señalado que la calificación de “vulnerable” es suficiente ya que manejan planes de conservación que se desarrollan desde hace años, contemplando constantes actualizaciones del estado de la especie, el aumento del control y fiscalización para evitar la tala, una permanente comunicación con las comunidades pehuenches, la inversión de recursos para avanzar en estudio de las causas de afectación del daño sanitario y una constante mejora para fortalecer la prevención y el combate los incendios forestales en áreas cordilleranas. “Que se cambie la denominación no es vinculante con una mejora inmediata para la conservación”, manifiesta el director regional de Conaf, David Jouannet.

Los académicos que proponen la declaración de “en peligro de extinción” admiten que lo que diceJouannet es cierto, pero rebaten diciendo que su idea busca adelantarse a un escenario más crítico. “No queremos que en 30 años más, la población de araucarias llegue a reducirse a tal nivel que miraremos para atrás y nos lamentemos de por qué no se hizo antes algo más como para fortalecer la protección”, acota Patricio Pacheco, director de Ingeniería en Recursos Naturales de la Ufro.

Hay veces en que la discusión se torna acalorada. Nelson Ojeda, uno de los académicos que propone la declaración de “en extinción”, acusa que la Conaf ha sido sobrepasada. “Se supone que la araucaria está resguardada por el Estado, pero igual han ocurrido incendios en áreas silvestres protegidas como Tolhuaca, Conguillío y China Muerta”, acusa el académico Nelson Ojeda

“No entendemos por qué hay tanta oposición a nuestra idea. ¿Porque estamos haciendo lo que no han hecho desde hace más de 15 años? ¿Porque no hay ningún plan de restauración consistente? ¿Por qué no quieren reconocer que en realidad no está bien conservada? Personalmente, espero que cuando llegue una nueva administración, en el ámbito ambiental, se pueda superar esto positivamente”, alega el académico Rubén Carrillo

“Quiero pensar que los entusiasmos van dirigidos en proteger mejor la araucaria. Hemos tenido una relación estrecha con académicos de muchas universidades y también otros académicos de la misma Ufro, que nos han permitido ver amenazas y riesgos, pero por ahora no hemos tenido un estudio serio que nos permita establecer que hay que intervenir radicalmente hacia esa re-calificación. Además, sabemos que es una especie vulnerable que está tan vinculada con el pueblo mapuche-pehuenche que lo primero que deberíamos hacer es una consulta indígena”, responde el director regional de Conaf.

El lonco de la comunidad de Mitrauquén y presidente de la Asociación Trawün Lonko de Lonquimay, Eduardo Cayul, tiene más que claro lo que menciona Jouannet. Por eso, cuando la semana pasada Conaf y los científicos pro-recalificación realizaron un conversatorio, comunidades enteras mostraron su descontento por haber llevado adelante una propuesta que, según ellos, no los favorece. “Las comunidades mapuche-pehuenche vivimos con las araucarias y si se declara en peligro de extinción, nos perjudica. No lo vamos a aceptar”, enfatizó.

“Ellos vinieron a dar explicaciones muy técnicas y nos da rabia porque ellos no viven acá, no viven del piñón, viven de las investigaciones que hacen con nosotros y con nuestras araucarias, que para nosotros es un árbol sagrado que es fuerte y que sigue regenerándose, dándonos nuestro recurso y alimento, el piñón que recolectamos como un acto natural de gobernanza de nuestro territorio”, expresa el dirigente pehuenche Joaquín Meliñir, hijo del lonco Ricardo Meliñir, del sector Quinquén, Lonquimay.

El grupo de académicos de la Ufro pro-recalificación se defienden asegurando que ellos sí efectuaron reuniones en comunidades cordilleranas antes de llevar su propuesta a Medio Ambiente. Incluso, Rubén Carrillo protesta diciendo que la negativa de las comunidades se debe a la propagación de “una falsedad que se ha levantado para obstaculizar la propuesta” y que vaticina una posible “veda” del piñón, lo que según ellos no debe prohibirse para las comunidades pero sí para personas externas que luego lo comercializan. Pero para las comunidades, la recolección del piñón no es una amenaza si la siguen realizando ellos, y por eso consideran que la infección y el daño foliar “es una consecuencia del cambio climático producido por la acción humana. Aunque no creemos que esté en riesgo, es un árbol sagrado que ha resistido miles de años”, añade Meliñir.

Por lo pronto, se espera que hayan novedades respecto a la reclasificación de la araucaria araucana a fines de año, luego de lo que defina el consejo técnico del Ministerio de Medio Ambiente, tras revisar los antecedentes. Sin embargo, el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, de visita en Temuco, ratificó que cualquier decisión que se tome sobre la araucaria deberá ser consultada con el pueblo mapuche-pehuenche. Y Jaro, porque finalmente han sido ellos los que han vivido con ella y cuidado de ella hace miles de años, desde antes de que existiera el método científico, la botánica, la Conaf, la Ufro y el mismísimo Estado de Chile.

Juan Carlos Poblete González

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  • 04/10/2017