Tras el estallido social que se generó a mediados de octubre en Chile, las demandas sociales se han vislumbrado como nunca antes en los últimos 30 años. Dentro de éstas, está la medioambiental, ya que el modelo industrial y extractivista -que supone “desarrollo” y “progreso”- cada día deja consecuencias más graves de contaminación, transformándose en otra violencia más: la violencia ecológica.