En Chile existen 742 depósitos de relaves, cuyos desechos tóxicos contienen arsénico, plomo, mercurio, sales de cianuro y químicos propios del procesamiento minero, que se acumulan en millones de millones de toneladas, o sea, se estima que cada 30 horas se depositan relaves equivalentes al cerro Santa Lucía, es decir, 2.572.263 toneladas. Y se prevé que para el 2026 se producirán más de 915 millones de toneladas al año, un aumento de 74% en la generación de relaves en comparación con 2014 (525 millones de toneladas por año). Estas cifras sitúan al país como el tercero con más depósitos de ese tipo en el mundo, después de China y Estados Unidos, y la mayor concentración de dichos relaves se encuentra en la Región de Coquimbo. A nivel internacional, el Mining, Minerals and Sustainable Development Project (2002), a comienzos del 2000, ya sugería que alrededor del 75% de los desastres en el rubro minero a nivel mundial provenía de fallas en los depósitos de relaves. En Chile existe legislación para regular estos basurales tóxicos, sin embargo, investigadores del Laboratorio de Sociología Territorial (LST), de la Universidad de Chile, indican que es necesario subir los estándares de las medidas públicas, dado que el mal manejo de estos residuos conlleva problemas de salud fatales a la población expuesta y al medio ambiente. "Hablamos de un problema que es temporalmente extendido y de alta complejidad, es un problema que viene desde el inicio de la minería en Chile, que es hace muchos años, y que también se proyecta al futuro y por eso es un problema tan importante", explicó Iván Ojeda, investigador del LST. Fuente: El Mostrador, 3 de enero de 2022.