Lo que perdió y lo que aún conserva Chile con el cambio de sede de COP25 a España
By Cristóbal Moreno

Lo que perdió y lo que aún conserva Chile con el cambio de sede de COP25 a España

Las actividades que ha impulsado nuestro país no deberían tener mayores variaciones como la agenda de océanos, pero cada cita oficial también contará con representantes locales. Fuente: El Mercurio, 10 de noviembre de 2019.

Luego de que, la semana pasada, el Presidente Sebastián Piñera anunciara que Chile cancelaba la Conferencia de las Partes COP25 en Santiago, el Presidente de España, Pedro Sánchez, lo llamó para ofrecer a Madrid como nueva sede de la reunión. Un día después, la Mesa de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) aceptó la propuesta y ratificó la presidencia de Chile para la reunión.

Todas las partes involucradas han declarado que están trabajando para mantener a la COP25 inalterada lo más posible, pero el cambio de sede (y de continente) tendrá consecuencias, aunque no se quiera.

La oferta

‘Si bien la organización de la COP implica un gasto, los países se interesan en ella porque ser sede les ayuda con sus políticas internas’, opina Eduardo Sanhueza, consultor internacional en cambio climático y quien ha asesorado a distintos gobiernos de Chile en las anteriores cumbres del área.

España está dando una señal consistente con todas las políticas de cambio climático que está implementando al ofrecerse como anfitrión, pero también su propuesta tiene relación con el momento político que está viviendo el país europeo, opina el especialista. ‘El peso de España como sede de la COP dependerá de cómo le vaya a Pedro Sánchez en las elecciones (de hoy)’, detalla.

Si bien Chile y Naciones Unidas podrían haber barajado otras sedes, España no solo ofreció un espacio con la envergadura necesaria para albergar un evento de esta magnitud -la Feria de Madrid (IFEMA)- y para la misma fecha programada originalmente, sino también aseguró correr con los gastos de la organización.

Voto de confianza

El que Naciones Unidas haya mantenido a Chile en la presidencia de la COP es de tremenda importancia, dice Eduardo Sanhueza. ‘No se trata de que nos hayan entregado la presidencia en el vacío. Durante este año, el país logró preparar una tremenda reunión y eso es lo que se privilegió’, dice.

Así, las tareas se dividirán y España estará a cargo de los espacios físicos y de todo el soporte logístico para las delegaciones y visitantes. Mientras los equipos de ambos países ya comenzaron el traspaso de información la semana pasada, asegura la organización chilena (Presidencia COP25).

Como presidenta de la COP25, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, conducirá políticamente la cumbre, como un facilitador del diálogo y de acuerdos entre las partes. Entre sus funciones estarán el dirigir las reuniones, determinar el orden de las intervenciones en los plenarios y conducir la discusión para llegar a acuerdos efectivos en los plazos estipulados. Si bien muchas tareas seguirán a cargo de Chile, todo lo oficial ahora no solo estará en manos de nuestro país, aclara Eduardo Sanhueza.

‘Si bien las negociaciones y la agenda siguen inalteradas, vamos a empezar a compartir el protagonismo’, dice. Cada actividad, como por ejemplo, la reunión de los ministros de Hacienda, tendrá que ser coordinada con el ministerio español respectivo y sus autoridades también estarán presentes.

‘Chile ya venía preparando una reunión de la mejor manera y su agenda de océanos (la COP azul) seguirá de todos modos’, dice Pascal Girot, miembro del equipo negociador de Costa Rica y director de la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica. ‘Tras el último informe sobre océanos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), me parece que es importante responder a los hallazgos científicos destacados ahí, por lo que el tema no debiera perder relevancia en la COP’, agrega.

Lo que sí podría variar, opina, es que por cuestiones logísticas y de costos asistan menos observadores -representantes de ONGs y otros que siguen las negociaciones- a Madrid que los que hubieran llegado a Santiago. ‘Incluso, puede que las delegaciones oficiales también se reduzcan por el poco tiempo que queda para la reunión’, agrega. Incluso las visas podrían ser un escollo cuando quedan tres semanas para que comience la reunión.

‘La imagen de Chile está muy dañada, por lo que es muy importante seguir cuidándola’, opina Eduardo Sanhueza. ‘Vamos a tener que manejar muy bien el lenguaje de las ambiciones (climáticas) que presentará el país en el marco de la realidad que estamos viviendo hoy. El matiz debiera estar en que todas las acciones de cambio climático estén enlazadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, asegura.

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  • 11/11/2019