
Estrategia Nacional de Minerales Críticos ¿abordará los desafíos del país?
Mientras el mundo impulsa su transición energética, Chile avanza sin una definición clave sobre el rol de sus minerales. En este contexto, Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, se refiere a la creación del Comité Consultivo de Alto Nivel para la Estrategia Nacional de Minerales Críticos, instancia que ha reflejado una ausencia de los representantes de los trabajadores, académicos de la ecología y de las organizaciones territoriales, y un abandono por el resguardo ambiental. Fuente: La Nueva Mirada, 17 de abril de 2025.
El 10 de abril, el gobierno constituyó el Comité Consultivo de Alto Nivel para la Estrategia Nacional de Minerales Críticos. Un nombre bastante rimbombante para un órgano que, en hechos, será solo consultivo y no resolutivo. Dicha instancia tiene como propósito elaborar una Estrategia Nacional de Minerales Críticos, la cual se enmarca en la creciente demanda mundial de un conjunto de minerales para la “transición energética” de los países desarrollados. Un tema necesario e importante para un país como Chile, cuya economía se basa en la exportación de recursos naturales.
Si bien la elaboración de una hoja de ruta, estrategia, o plan de acción sobre estos minerales y/o metales, es indispensable, también lo es establecer una posición como país respecto de la extracción y comercialización de dichos elementos. En este sentido, el comité se inicia sin haber tenido una definición fundamental sobre el carácter de estos minerales ¿son minerales críticos o estratégicos?

Los minerales críticos han sido identificados a nivel internacional como esenciales para el desarrollo de tecnologías limpias asociadas a la transición energética, el desarrollo tecnológico en general, y para la industria armamentista. Según la Agencia Internacional de Energía, las tecnologías de energía limpia requieren significativamente más minerales que las basadas en combustibles fósiles. Un vehículo eléctrico, por ejemplo, necesita seis veces más minerales que uno convencional; una planta eólica terrestre, nueve veces más que una planta a gas. Desde 2010, los minerales necesarios por unidad de capacidad de generación han crecido un 50% debido al aumento en el uso de las energías renovables.
En general, se entiende por minerales críticos aquellos que su valorización está condicionada a la demanda y que, por tanto, presentan un alto riesgo a las interrupciones de la cadena de suministro. Además, son importantes para la economía nacional. En cambio, los minerales estratégicos son aquellos en los que los países tienen liderazgo en sus reservas –como es en el caso de Chile con el cobre y el litio– y que, por lo tanto, permiten manejar la oferta hacia los mercados mundiales. Son claves para la transición energética mundial, para la economía nacional, es decir tienen un rol geopolítico.
En una reciente presentación sobre el tema, Cochilco señaló que “puede que para Chile sea pertinente hablar de minerales estratégicos”. No obstante, el gobierno ha decidido obviar esta discusión, optando por crear un comité de minerales críticos. Esto nos deja, una vez más, en una posición de debilidad, ya que quedamos a merced de la demanda de los países ricos por nuestros recursos minerales, sometidos a los vaivenes del extractivismo o neoextractivismo en las cuales las condiciones para generar una mayor producción de un determinado mineral están por sobre las condiciones sociales, ambientales y de desarrollo local. Es decir, lo que importa es producir y exportar, sin que esto genere severos impactos en los territorios, hay un abandono por el resguardo ambiental.

Por otra parte, la misión del Comité no solo es reflexionar sobre minerales críticos o estratégicos, sino que tiene el deber de conocer sobre mercados, demanda oferta producción, tecnologías, impactos ambientales y sociales, así como un sin número de temas que les permitan apoyar en la elaboración de una estrategia nacional de minerales críticos. No obstante, resulta evidente que la creación de esta instancia no contará con el tiempo que es necesario para elaborar una estrategia de tanta relevancia, y probablemente no podrá abordar los temas con la profundidad y seriedad que se requieren, teniendo eventualmente que validar propuestas que le presente el ejecutivo.
Adicionalmente, dicha instancia estará conformada por 16 personas provenientes del mundo público, empresarial, academico y ONGs, y será presidido por la ministra de Minería., Sin embargo, de solo ver el listado de las personas que integran este comité, es claro que hay un desbalance e incluso una ausencia de representación. Si bien el gobierno tiene todo el derecho a invitar a la conformación de un comité de esta naturaleza a quien estime pertinente, no es adecuado o correcto y le resta credibilidad a la instancia que las organizaciones de la sociedad civil/ONGs no estén adecuadamente representadas, y que una de las personas nominadas como perteneciente a este sector haya sido vicepresidente Ejecutivo de CORFO y actualmente sea integrante del Directorio de CODELCO. Adicionalmente a esto que es lo más llamativo, existe una ausencia de los representantes de los trabajadores, académicos de la ecología y de las organizaciones territoriales y comunidades.
Lo que se espera de una estrategia de las características de la que se ha anunciado con bombos y platillos desde La Moneda, es una propuesta que al menos establezca la relevancia de nuestro país en la oferta de minerales estratégicos, que defina un marco de acción que garantice el resguardo de los ecosistemas y el medio ambiente, que fortalezca la economía interna y el desarrollo local. El resultado de este proceso no debería ser una lista de temas para validad la aprobación de proyectos, flexibilizar la evaluación ambiental y fomentar el extractivismo sin condiciones, todo enmarcado en el propósito de contribuir a la transición energética del hemisferio norte.