Incendios forestales: ¿podremos anticiparnos?
En el marco del Día Mundial de la Prenvención de Incendios Forestales (18 de agosto) Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, reflexionó en torno a la previsión de este tipo de sucesos con foco especial para el verano 2025, ya que el constante aumento de las temperaturas sumado al aumento de la vegetación consecuente de las fuertes lluvias que sorprendieron al país, son factores que propician la ocurrencia de incendis forestales. Fuente: Revista Induambiente, 18 de agosto de 2024.
Para nuestro país el año 2024, al igual que el 2023, ha sido benéfico en términos de precipitaciones o, al menos, así lo hemos percibido. Según el informe de pluviometría del mes de julio de la Dirección General de Aguas (DGA), a nivel nacional tenemos un déficit de precipitaciones respecto del promedio acumulado entre los años 1990-2021.
Pero, al revisar en detalle los datos podemos ver que existen situaciones muy dispares entre regiones. Es un hecho que nos debería alertar sobre los posibles riesgos que acechan a estos territorios, pues, como lo hemos recalcado una y otra vez, Chile es un país vulnerable a los efectos del cambio climático. Es más, si al informe de la DGA le sumamos el reciente documento publicado por la Agencia Internacional de Energía (IAE), nos podemos dar cuenta de la realidad. Este reporte indica que el país ha mostrado una preocupante aceleración en el incremento de la temperatura media anual, teniendo en las últimas décadas un aumento de 0,18°C por década.
Con esta información en la mente, cabe preguntarnos ¿qué pasará el próximo verano? En algunas regiones de Chile tuvimos un segundo invierno, con intensas lluvias y acumulación de nieve, lo que garantiza el abastecimiento de este vital elemento para la población humana. Esto también contribuye significativamente a que exista una mayor germinación y crecimiento vegetal, lo que finalmente terminará transformándose en material seco y combustible para el verano.
Por lo tanto, el aumento de las precipitaciones, que ha resultado en el crecimiento vegetal, más el constante aumento de las temperaturas, debería ser -ahora- una preocupación para todos los chilenos, en especial para nuestras autoridades. Lo anterior, sobre todo, en el marco del Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales (18 de agosto), el cual nos invita a reflexionar en torno a estas importantes acciones.
Evidentemente, no sabemos si tendremos muchos o pocos incendios forestales. Pero sin lugar a dudas, al igual que todos los veranos, tendremos que enfrentar este tipo de episodios.
Ahora, lo que resulta desolador y preocupante es que después de la Tormenta de Fuego del verano de 2017, cuando se quemaron más de 400.000 ha de vegetación y donde hubo alrededor de 600 incendios simultáneos, la capacidad de la institucionalidad pública no ha sido reforzada.
De hecho, más desolador resulta lo ocurrido en el verano de 2024 en la región de Valparaíso. En ese evento fallecieron 137 personas y hubo una notoria descoordinación en las alertas emitidas desde los servicios públicos a la población. Entonces, debemos preguntarnos ¿qué tipo de coordinación falló entre Senapred y Conaf? ¿Estas deficiencias están subsanadas a nivel regional y nacional?
Sabemos que hace años existen proyectos de ley en el parlamento que deberían abordar este tema, y que -lamentablemente- otra vez no verán la luz antes de la próxima temporada de incendios. Por eso, esperamos que al menos las autoridades se hayan preocupado de mejorar los sistemas de coordinación y alerta entre instituciones como Conaf, Bomberos y Senapred para que lo ocurrido el 2017 o el 2024 en la región de Valparaíso no se repita.
Columna publicada en InduAmbiente n° 189 (julio-agosto 2024), página 36.