Juan Carlos Jobet: “La agenda de cambio climático está siendo, en la mayoría de los casos, el mejor negocio y el más sustentable para las compañías”
El ministro de Energía y Minería marca las prioridades de sus últimos seis meses. En ambas áreas espera cimentar planes de largo plazo que trasciendan a la actual administración. En minería, cree factible discutir la tributación sectorial, pero sostiene que no es el momento. En electricidad, defiende su gestión en la crisis y anuncia un proyecto para incentivar proyectos de energías renovables, pero con abastecimiento continuo. “Vamos a dar a conocer los detalles cuando esté lista”. Fuente: La Tercera, 12 de septiembre de 2021.
En dos semanas, el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet (45 años), ha lanzado dos cartas de navegación para el futuro. La primera, la Política Nacional Minera, PNM 2050, un programa de 78 metas a tres décadas plazo. La segunda, denominada Planificación Energética de Largo Plazo, es una actualización de un programa lanzado hace cinco años.
Jobet, quien en el primer gobierno de Sebastián Piñera dirigió las carteras de Vivienda y Trabajo, fija como una de sus metas para los seis meses que restan para el fin del gobierno instalar esas agendas. Sabe que no está garantizada su continuidad, pero aspira a que así sea.
“Esta no es la política del gobierno, es la política del sector minero”, dice Jobet sobre la PNM, cuya primera meta es que Chile mantenga el 28% de la participación mundial del cobre al 2050.
Lo mismo opina con el plan energético. “Para que tenga continuidad en el tiempo, no se puede hacer a la pinta de la autoridad de turno, porque, si no, cambia cada cuatro años”, afirma.
“Partamos por minería”
Así comienza esta entrevista. Jobet elige esa cartera para delinear prioridades. Su primer objetivo es cimentar el PNM 2050. “Instalar en sectores más amplios de la población cuál es esa visión: ¿cuál es el sentido de propósito de la minería? ¿Por qué necesitamos la minería? Estoy convencido de que no hay ninguna industria que pueda ser sostenible en el largo plazo si la sociedad en la que opera no entiende por qué esa industria tiene que existir. Eso es especialmente cierto en el ciclo que viene, con una población más empoderada, con más requerimientos ambientales, sociales de género”.
La visión de la minería como “el sueldo de Chile” está instalada…
-Yo creo que la sociedad chilena entiende lo importante que es la minería desde el punto de vista económico, pero entiende menos lo siguiente: sin la minería chilena, el mundo no va a poder frenar el cambio climático. Es así de simple. Para frenarlo tenemos que desplegar con mucha fuerza la energía renovable y usar esa electricidad limpia para reemplazar al carbón, al petróleo y el gas natural. En el transporte, con electromovilidad; en los hogares, con calefacción. Las energías renovables necesitan cuatro veces más cobre que las no renovables. La electromovilidad necesita cuatro veces más cobre que los autos convencionales. Y litio, para las baterías. Y como Chile produce casi el 30% del cobre y del litio del mundo, sin esa minería el mundo no va a poder frenar el cambio climático (…) Eso la gente no lo sabe. Las industrias que tienen relación con las sociedades que son puramente materialistas, mercantilizadas, son muy vulnerables, porque siempre está la tentación de extraer más valor para recaudar impuestos. Si la relación es puramente material, siempre está la tentación de extraer, extraer, extraer. No tiene fin.
Desde 2005 se vienen aplicando distintos royalties…
-Y así estamos en producción minera. La producción minera de Chile aumentó un 10% por año entre el 90 y el 2004. Y desde el 2004 a la fecha está básicamente plana.
¿Y eso lo atribuye a…?
-Es una combinación de cosas. La primera es el envejecimiento de los yacimientos, ha venido cayendo la ley, no se han hecho grandes descubrimientos…
Pero usted lo ligó al royalty
-Es muy difícil saber el efecto causal de una cosa con otra. Lo que sí sabemos es que el royalty se promulgó en su primera versión, en 2005 y de aquí a la fecha la producción ha estado estable. Hay que ser justos: se ha invertido mucho para mantener la producción. Pero para volver a mi punto esencial: la minería tiene que transmitir con más convicción y orgullo ese sentido de propósito: que es proveer los minerales que el mundo va a necesitar para enfrentar la amenaza más grave que tenemos. Sería una inconsistencia completa que la minería proveyera esos minerales que el mundo necesita, pero que en sus propios procesos generara una enorme huella de carbono. Por eso es tan importante que sus fuentes de uso de electricidad sean energía renovable, que el hidrógeno verde reemplace al diésel en los camiones mineros, que el agua que usen sea desalada y no continental…
Y en todo eso la minería lleva la delantera.
-En algunos está avanzando más que en otros. En energía renovable tendremos más de dos tercios de energía renovable, pero los camiones mineros en Chile queman ¡2 millones de metros cúbicos de diésel al año! Y la minería tiene que buscar alternativas, porque los mercados internacionales cada vez serán más sensibles a la huella de carbono. Es importante que la gente le tenga afecto a la minería y que entienda que no solo es una vaca que hay que ordeñar, sino que es un pilar fundamental para resolver un problema éticamente esencial para las futuras generaciones.
¿La minería ha sido suficientemente ordeñada o puede aportar más?
-Me parece que la discusión de la contribución de la minería en materia tributaria es una discusión posible. No creo que sea una discusión que esté fuera de lo razonable. Sí creo que es un error hacer de la discusión de los impuestos a la minería un eslogan de campaña política. No se puede instrumentalizar a la minería para conseguir votos…
¿Usted cree que la minería comparte adecuadamente sus rentas con la sociedad?
-Es una discusión que es razonable tener.
¿Pero tiene opinión?
-Desde luego que tengo opinión.
¿Cuál es?
-No creo que sea este el momento para tener esa discusión, porque estamos en un año muy cargado electoralmente, porque el clima político está muy polarizado y porque el 95% de las compañías mineras privadas tienen invariabilidad tributaria por lo menos por dos años más. No hay ningún apuro tampoco. Y es evidente, y esto lo han dicho todos los candidatos presidenciales, cada uno en su versión: Chile va a tener que tener en algún momento, probablemente en el inicio del nuevo ciclo político, una conversación respecto de la carga tributaria, el equilibrio fiscal de largo plazo.
La Cámara aprobó un royalty a las ventas. ¿Sería un fracaso para usted que en estos seis meses termine aprobándose un royalty al que se ha opuesto este gobierno?
-El proyecto que se aprobó en la Cámara está completamente fuera de rango y prácticamente todo el mundo, a estas alturas, está de acuerdo con eso. Mi impresión es que la discusión que se ha tenido en el Senado, en la que han participado muchos actores, de distintos mundos, es una discusión mucho más razonable, mucho más sensata.
O sea, ¿usted confía en que ese proyecto se modifique en el Senado?
-Este proyecto es inconstitucional además. En esto también hay consenso. Es iniciativa exclusiva del Presidente.
Entonces van a ir al TC si se aprueba..
-Hay que tener una discusión de este tema, con calma, en otro contexto político.
“Vamos a Energía”
Jobet se entusiasma con cifras y tendencias. Chile, dice, tiene una oportunidad gigantesca para transformar su matriz energética utilizando el potencial del sol y el viento, que permitirá que más del 70% de la capacidad de generación en el país sea renovable al 2030. Y el 100%, al 2050.
“Esa energía limpia va a permitirnos transformar nuestro modelo de desarrollo. Puede diferenciar a Chile: la energía limpia es como la sangre del cuerpo, cuando se limpia, lleva nutrientes y limpia todos los órganos del cuerpo”, afirma.
En lo inmediato, también enumera asuntos contingentes. “Tenemos que cerrar algunos temas que están abiertos de regulación, que son la fijación tarifaria de las distribuidoras, de las transmisoras; la norma de gas inflexible; una actualización del reglamento de potencia. También ordenar el tema de la ley de servicios básicos, que se extendió hasta diciembre”.
Y en lo coyuntural, ¿era predecible la estrechez eléctrica de este año?
-Este año tuvimos la sequía más grande de la última década: llevamos 12 años de sequía. La falta de agua, sobre todo en algunas semanas, se suplió con combustibles fósiles como carbón, gas y diésel. Pero ningún modelo proyectaba riesgo de falla, el precio en el mercado spot subió, pero eso es un riesgo que toman las generadoras que se comprometen a vender más energía de la que generan, pero no afecta a los clientes finales.
¿Cómo se vienen los próximos meses?
-La lluvia de las últimas semanas ayudó a descomprimir un poco el sistema, nos permitirá acumular reservas de agua para llegar a mayo, bien entrada la próxima temporada hídrica. Es un sistema que estuvo exigido, ahora está menos exigido, pero que es muy robusto y que estamos monitoreando de cerca.
¿No cree que llegó tarde con el decreto de racionamiento? En diciembre del año pasado ya se podía prever, según sus críticos, la falta de lluvias.
-Si hay alguien que en diciembre del año pasado sabía cuánto iba a llover este año, yo sugiero que se dedique a hacer esos pronósticos y le pronostico éxito profesional y fama internacional. Este año va a ser tan seco como el 98, y antes de eso, el 68. Y en ambos años hubo racionamiento eléctrico, cosa que no debiera ocurrir este año. Las últimas dos veces que se emitieron decretos de racionamiento fueron en 2011 y 2008. Y esos decretos se emitieron en febrero, en ambos casos. Nosotros lo emitimos en agosto, seis meses antes.
Hace justo diez años se decía que sin HidroAysén el sistema podía colapsar y que las energías renovables no serían una solución. ¿Qué cambió?
-Toda la gente con lo que yo he conversado confiesa que la reducción en los costos de la generación renovable -la generación con energía solar ha caído un 80% en 10 años- fue más rápida que todas las proyecciones que se hicieron en su momento. Afortunadamente. Y muchos creen que eso me va a pasar con las baterías y con el costo de producir hidrógeno verde.
Hoy todos los proyectos en construcción corresponden a energías renovables que no son continuas, que son intermitentes en su aporte al sistema.
-Uno de los desafíos centrales es precisamente ese. Y no está del todo resuelto en ninguna parte del mundo. Esto es algo que está cambiando y discutiéndose mientras hablamos. ¿Cuáles son las soluciones posibles? Uno, desarrollar nuevas tecnologías: por ejemplo, la concentración solar de potencia, que es lo que se hizo en Cerro Dominador. El origen de eso es una licitación que se hizo el 2012-2013, en el primer gobierno del Presidente Piñera. Esa misma compañía acaba de hacer una oferta en la última licitación de suministro que estuvo a pocos dólares de ganar: 24/7 a poco más de US$ 30. Ya eso es bajísimo. Uno de los que ganó es un proyecto solar con almacenamiento, que es precisamente una de las soluciones para este problema. En esto siempre está el dilema de cómo la política pública fomenta otras tecnologías, pero con neutralidad tecnológica. Somos escépticos de que el Estado vaya a elegir bien una tecnología específica, porque nos podemos equivocar. Pero estamos evaluando una modificación legal que permita generar más incentivos para la penetración de otras tecnologías que provean energía renovable que calce mejor con el patrón con la curva diaria de la demanda.
¿Qué contendrá esa modificación?
-Vamos a dar a conocer los detalles cuando esté lista.
¿Es una modificación para promover energías renovables, pero que permitan un abastecimiento continuo?
-Exactamente. Es una muy buena manera de decirlo.
¿Qué ocurrirá en 2026 si el Congreso aprueba el fin de las carboneras para 2025?
-Yo espero que el Congreso haga un análisis riguroso de la situación del sistema eléctrico y las posibilidades reales de retirar el carbón aceleradamente. Desde que lanzamos el plan de retiro de carbón, en junio de 2019, solo hemos acelerado ese plan. Pero acuérdense que en los últimos años el carbón ha representado casi el 40% de la generación eléctrica de Chile. Entonces, si nosotros retiramos el carbón en una fecha que es artificialmente acelerada y queremos seguir teniendo electricidad para nuestro consumo, vamos a tener que generar muchísima electricidad con diésel, que es tanto o más contaminante que el carbón y muchísima más cara. Tenemos que acelerar todo lo que podamos los desarrollos renovables y la línea de transmisión…
Pero la línea de transmisión clave solo estará al final de la década…
-Una de las buenas noticias de la licitación de esta semana -aparte de la oferta récord a US$ 13 y un promedio US$ 24 el megawatts hora, un 27% más bajo que la licitación del 2017- es que el 60% de los proyectos que ganaron están ubicados en la Región Metropolitana o de la Metropolitana al sur. Esos proyectos van a poder inyectar sin enfrentarse a la restricción de transmisión que se genera a veces entre el norte y el centro.
¿Qué porcentaje de consumo representa esta licitación?
-Los 2.310 GwH que se licitaron esta semana son como el 7% del requerimiento para clientes regulados de 2026.
Le insisto: si el Congreso aprueba el fin de las carboneras a 2025, ¿qué ocurrirá?
-Primero, si se hace por ley nos exponemos a riesgo de una demanda por indemnización de perjuicios contra el Estado. Dos: el sistema operaría muy exigido y quemando muchísimo petróleo diésel y estaría en una posición mucho más frágil. Y dependiendo de lo que ocurra a entonces, el riesgo de falla aumentaría considerablemente.
Pero el gobierno promovió el cierre a 2025 de algunas centrales, como Ventanas. Pero eso no es seguro, ni probable: está condicionado a la seguridad del sistema.
-Para poder retirar una central, necesitamos que ocurran dos cosas. Uno, que los dueños de las centrales estén dispuestos a cerrar la central, como hemos logrado nosotros, lo que implica cero indemnización y costo para los chilenos. Lo segundo, y desde luego no se puede hacer por ley, es que el sistema puede operar de manera segura y a costos razonables sin esa central. Pretender que un proyecto de ley puede hacer eso es una ingenuidad.
¿Las empresas accedieron a participar en ese cronograma por convicción o por un cálculo económico?
-Creo que ellos tienen una convicción genuina por la descarbonización. Ahora, las compañías se deben también al interés de sus accionistas y todos sus actores relevantes. Mi impresión es que lo que está pasando es un falso dilema. La agenda de cambio climático, de carbononeutralidad, de energías renovables, está siendo, en la mayoría de los casos, el mejor negocio y el más sustentable para las compañías. De verdad, yo creo que ese es un falso dilema y una de las cosas que hacen que esto sea una enorme oportunidad para Chile.
El hidrógeno verde, ¿es un mito?
-El hidrógeno verde es la oportunidad más grande que tiene Chile de desarrollar una nueva industria en las próximas décadas. Esta no es una idea del gobierno de Chile. Todos los actores coinciden en que al 2050, más o menos un 20% de la energía del mundo la va a proveer el hidrógeno verde y sus derivados. Ahora, ¿cuál es el principal desafío al hidrógeno hoy día? Que todavía es muy caro producir.
¿Cuánto más caro?
-Hoy día vale -ha ido cayendo- pero ya va 3 dólares y medio por kilo y para competir con el petróleo tiene que llegar a 2 dólares. Pero la energía solar en los últimos años ha caído un 80%: esta brecha es menos de la que tenía la energía solar hace diez años. Chile es el más competitivo, va a poder producir hidrógeno a un costo suficientemente bajo para desplazar el petróleo, el carbón y el gas.
¿Por qué?
-Porque entre el 50% y el 80% del costo de producir hidrógeno es la electricidad renovable. Entonces, los países que tienen la mejor radiación solar del mundo y los mejores vientos del mundo están en la mejor posición.
¿Hay mucho ruido y pocas nueces en esto?
-No. Hay 60 proyectos concretos en desarrollo, con nombre y apellido, con compañías desarrollándolo, compañías locales y extranjeras, con ubicación específica, con terrenos asegurados, en muchos casos con off-takers (compradores).
Pero con inversiones bajas…
-En la primera etapa. Pero son miles de millones de dólares en las etapas siguientes.
Siempre que funcione y logre las escalas.
-Pero es que uno no desarrolla la industria partiendo, en el primer paso, con un proyecto de miles de millones de dólares. Así no nacen las industrias, las industrias nacen primero con proyectos piloto.