Tal como la pandemia, cambio climático no da tregua: informe mundial de grupos de expertos advierte reducción en la disponibilidad de agua y comida
“El cambio climático causado por el hombre amenaza cada vez más a la naturaleza y sus contribuciones a las personas, incluida su capacidad para ayudar a mitigar el cambio climático. Cuanto más se calienta el mundo, tendremos menos comida, agua potable y disminuirán las contribuciones que hace la naturaleza a nuestras vidas, en muchas regiones”, advierte el climatólogo Hans-Otto Pörtner, copresidente del Comité Directivo Científico, que participó en el primer trabajo colaborativo entre las plataformas intergubernamentales IPBES e IPCC. Fuente: El Mostrador, 15 de junio de 2021.
Un inédito trabajo conjunto elaborado por 50 líderes mundiales de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) y el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), advirtió que el cambio climático reduce la disponibilidad de agua y comida.
“El cambio climático causado por el hombre amenaza cada vez más a la naturaleza y sus contribuciones a las personas, incluida su capacidad para ayudar a mitigar el cambio climático. Cuanto más se calienta el mundo, menos comida, agua potable y otras contribuciones clave puede hacer la naturaleza a nuestras vidas, en muchas regiones”, dijo el climatólogo Hans-Otto Pörtner, copresidente del Comité Directivo Científico.
Cambios en biodiversidad
”Los cambios en la biodiversidad afectan el clima, especialmente a través de impactos en los ciclos del nitrógeno, el carbono y el agua”, advirtió Pörtner.
“La evidencia es clara: todavía se puede lograr un futuro global sostenible para las personas y la naturaleza, pero requiere un cambio transformador con acciones rápidas y de largo alcance de un tipo nunca antes intentado, basado en ambiciosas reducciones de emisiones”, subrayó.
El climatólogo alemán añadió que resolver algunas de las compensaciones fuertes y aparentemente inevitables entre el clima y la biodiversidad, implicará un profundo cambio colectivo de valores individuales y compartidos relacionados con la naturaleza, como alejarse de la concepción del progreso económico basado únicamente en el crecimiento del PIB, a una que equilibre los valores humanos, desarrollo con múltiples valores de la naturaleza para una buena calidad de vida, sin sobrepasar los límites biofísicos y sociales.
Los autores también indican que las acciones de enfoque restringido para combatir el cambio climático pueden dañar directa e indirectamente la naturaleza y viceversa, pero existen muchas medidas que pueden hacer contribuciones positivas significativas en ambas áreas.
Amenazas
Los actuales cambios en el clima y la masiva pérdida de biodiversidad, son dos fenómenos impulsados por las actividades humanas, los cuales se refuerzan mutuamente, amenazando cada vez más a la naturaleza, la vida de las personas, los medios de subsistencia y bienestar en todo el mundo. Y a pesar de algunos esfuerzos que se desarrollan para mitigar estos problemas, el panorama no será resuelto con éxito a menos que ambas dimensiones se aborden de manera conjunta, alerta el informe.
En el primer trabajo colaborativo entre ambas instituciones, además se advierte sobre la urgente necesidad de diseñar estrategias y políticas para mitigar el cambio climático, que no perjudiquen a la diversidad biológica del planeta, ni dejen de lado los impactos a nivel social.
Bajo este escenario, las expertas y los expertos plantean su preocupación ante fenómenos como la deforestación, las plantaciones masivas de árboles no nativos para capturar el exceso de CO2, o la expansión de los cultivos de biocombustibles. Del mismo modo, el trabajo también propone algunas acciones claves para enfrentar esta doble crisis.
Único chileno
Pablo Marquet, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Universidad Católica, es el único chileno y una las 5 personas expertas latinoamericanas que participó en la elaboración de este informe. El ecólogo asegura que avanzar de manera conjunta en ambas materias constituye un desafío imperante a nivel mundial.
“Sabemos que la biodiversidad y el clima se afectan mutuamente, así que trabajar en esta dirección es una deuda no solo científica. En ese contexto, el informe da cuenta del impacto sobre la biodiversidad que pueden tener ciertas acciones destinadas a mitigar el cambio climático, como algunas estrategias de captura de carbono”, puntualiza.
“Un gran ejemplo de ello es la forestación –plantar árboles donde históricamente no existían–, utilizando monocultivos de especies exóticas, lo cual podría generar efectos adversos sobre la biodiversidad, lo mismo que plantar especies para la fabricación de biocombustibles”, explica el investigador del IEB.
Acciones para mitigar la crisis
El reporte identificó varias medidas que pueden contribuir positivamente al abordaje conjunto de estas crisis.
Una es detener la pérdida y degradación de ecosistemas, particularmente de aquellos ricos en carbono y especies, tanto en tierra como en el océano, especialmente bosques, humedales, turberas, praderas y sabanas, y ecosistemas costeros como manglares, marismas, bosques de algas, así como aguas profundas y hábitats polares. El informe destaca que la reducción de la deforestación y degradación forestal puede contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la especie humana.
Otra es restaurar ecosistemas ricos en carbono y especies. Los autores señalan que la restauración se encuentra entre las más baratas y rápidas soluciones basadas en la naturaleza, para la mitigación climática. Esta alternativa regenera hábitats fundamentales para plantas y animales, y mejora la resiliencia de la biodiversidad frente al cambio climático, entre otros beneficios, como la regulación de inundaciones, protección costera, mejora en la calidad del agua, reducción de la erosión del suelo y garantía de la polinización. La restauración de ecosistemas también puede crear puestos de trabajo e ingresos, especialmente teniendo en cuenta las necesidades y derechos de acceso de los pueblos indígenas y comunidades que viven en los territorios a recuperar.
Por otro lado, es clave incrementar las prácticas agrícolas y forestales sostenibles en pos de mejorar la capacidad para adaptarse al cambio climático, mejorar el estado de la biodiversidad, aumentar el almacenamiento de carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto incluye medidas como la diversificación de especies de cultivos y bosques plantados, promover la agroecología, y la mejora en el manejo de tierras de cultivo y sistemas de pastoreo, conservando el suelo y reduciendo el uso de fertilizantes.
También es importante potenciar y orientar mejor las acciones de conservación. Las Áreas Protegidas representan actualmente alrededor del 15% de la tierra y el 7,5% del océano. El informe enfatiza la necesidad de aumentar sustancialmente las áreas protegidas. Estimaciones globales para una protección y conservación eficaz, que garanticen un clima habitable, una biodiversidad autosuficiente y una buena calidad de vida, oscilan entre el 30 y el 50 por ciento de todas las superficies oceánicas y terrestres.
Otra medida propuesta es eliminar los subsidios que apoyan actividades perjudiciales para la biodiversidad, como la deforestación, o la fertilización y pesca excesivas. En este contexto, sugieren apoyar el cambio en los patrones de consumo individual, reducir la producción de basura y, a nivel de la alimentación, especialmente en los países ricos, reducir el consumo de carne y considerar opciones alimenticias basadas en plantas.
Expectativas
¿Qué expectativas tienen los expertos respecto a la posible aplicación de estas medidas de mitigación a la crisis?
“Muy altas, pues es la primera vez que se juntan ambos grupos y llegamos a un consenso, que esperemos guíe las acciones para una intervención rápida y fuerte para frenar el calentamiento. Esperamos que este sea un tema muy relevante para la COP26”, plantea Pablo Marquet.
Para el ecólogo, uno de los mensajes más importantes que arroja este trabajo, es que la biodiversidad puede ser una gran aliada en la lucha por aminorar la crisis climática.
“Por cierto, lo primero implica una transición rápida a la descarbonización de la economía, pero esta debe estar apoyada por transformaciones radicales sobre cómo nos relacionamos con la biodiversidad de nuestro país, cómo hacemos agricultura, ganadería y silvicultura. Hay que reflexionar sobre los fertilizantes y pesticidas, y hay que cambiar una cultura que ha invisibilizado a la biodiversidad y a nosotros como parte de ella”, finaliza.