
Chile se muestra en Bonn y tantea el clima de negociación previo a la COP25
Como país anfitrión de la conferencia de diciembre, le corresponderá asumir un liderazgo en la conducción del diálogo y en la construcción de consensos para un acuerdo que lleve a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Fuente: El Mercurio, 24 de junio de 2019.
Aunque la ciudad alemana de Bonn está a más de 12 mil kilómetros de Chile, la presencia de nuestro país es notoria en la Conferencia de cambio climático o reunión de los órganos subsidiarios, que se realiza desde el lunes pasado y hasta el próximo jueves en la urbe a orillas del Rhin. Esto porque el país será, entre el 2 y 13 de diciembre próximos, la sede de la próxima conferencia de las partes de la Convención de cambio climático (COP25), la que también le corresponderá presidir. De ahí que la Fundación Imagen de Chile instaló en la reunión de Bonn un espacio interactivo que entrega a los participantes información sobre el país, la que va desde la documentación necesaria para ingresar hasta hotelería, transporte y atractivos turísticos.
Además, parte de las sesiones se desarrollan en la sala Santiago de Chile, por lo que el nombre de la próxima ciudad anfitriona se ha hecho habitual en la rutina diaria de los negociadores. Pero lo más importante es el despliegue, que organizó la Cancillería, de un equipo de especialistas que tomarán el pulso y buscarán acercamientos preliminares con cada uno de los grupos de interés presentes en la cita, que convoca a cerca de 5 mil delegados de más de 184 países. Entre los grupos más conocidos están los de los países isla, los de los Estados menos desarrollados o el del G77, que hasta ahora agrupa a 177 naciones en desarrollo que presentan una postura en común.
‘Como presidencia entrante, tenemos gente en cada uno de los grupos para crear sinergias y también es una muestra del interés que tenemos de generar un vínculo y conocer las preocupaciones de los grupos específicos’, destaca Rodrigo Olsen, jefe del equipo negociador de Chile para la COP25. ‘Más que hacer contacto, la idea es conocer sus sensibilidades y tomarlas en cuenta’, agrega. Los asistentes son solo una parte de los más de 30 mil que se concentrarán en Santiago en la última cumbre previa a la de París, donde supuestamente se firmará un acuerdo vinculatorio para contener el aumento de la temperatura planetaria mediante una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Responsabilidad por país
A diferencia de las COP anteriores, en que Chile había asistido como Estado participante, ahora tendrá una mayor responsabilidad. ‘Tendremos que asumir un liderazgo en las negociaciones, saberlas conducir, identificar cuáles son los principales problemas y destrabarlos’, explica Olsen. La cita de Bonn es más bien técnica, pero cada tema tiene su trasfondo político. El elemento clave es la responsabilidad de cada país respecto de lo que puede ofrecer en términos de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Y aquí se hacen diferencias entre los países industrializados y los que no lo son. ‘Hay un principio de responsabilidad común, pero diferenciada, en función de cuánto se ha contaminado antes’.
Los países en desarrollo han hecho saber que los industrializados deben asumir esa carga histórica en sus compromisos. Y esto implica ayudar a los países en desarrollo a atenuar sus emisiones mediante financiamiento o acciones directas. La ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, quien encabeza la delegación, dará un discurso ante los delegados mañana por la tarde. Allí será presentada por primera vez en persona como la presidenta de la próxima COP25. El protagonismo de Chile no llegará a su término en la conferencia de diciembre, sino que se proyectará por todo 2020 hasta la cumbre de París. De hecho, Polonia, que fue el anfitrión anterior, todavía tiene participación activa en la conferencia de Bonn. Lo mismo le ocurrirá a Chile. Es todo un año de liderazgo para mostrar coherencia e impulsar una agenda climática potente a nivel global, destaca Olsen.