Salmonicultura 2017: de mareas frescas y cálidas
Columna de opinión de Ignacio Martínez, abogado de Fundación Terram. Fuente: Codexverde.cl, 3 de febrero, 2017.
El 2016 fue un año complejo para la salmonicultura, tanto para la industria como su respectiva institucionalidad. La floración de algas nocivas del género Chattonella , ocurrida en febrero en la Región de Los Lagos, impactó a la industria y provocó la muerte por asfixia de cerca de 40.000 toneladas de salmones de cultivo, produciéndose una de las mayores crisis sanitarias y ambientales de los últimos años. Producto de esta situación, la industria salmonera redujo considerablemente sus expectativas de producción anuales.
Por otro lado, la institucionalidad competente en la materia generó bastantes dudas en cuanto a su labor, al conocerse -en septiembre- dos auditorías elaboradas por la Contraloría General de la República sobre el funcionamiento entre los años 2011 y 2015 de los dos principales organismos relacionados con la regulación y fiscalización de la actividad salmonera: la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) y el Servicio de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). (Ver documento “Auditorías de Contraloría a Subpesca y Sernapesca en Materia de Acuicultura” de Fundación Terram).
Respecto a la Subsecretaría, se detectaron diversas deficiencias relativas a la implementación de la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) y sus reglamentos. En el caso de Sernapesca, se verificó que la institución no había ejercido la correcta vigilancia y fiscalización de la operación de las concesiones acuícolas, ya que pese a haber centros operando fuera del área concedida, no había denunciado a las autoridades competentes para la adopción de medidas correspondientes.
¿Y qué ha pasado en el inicio de este año en salmonicultura? Se comenzó con algunas buenas noticias.
Primero, la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) definió para 2017 su hoja de ruta fiscalizadora de los permisos ambientales, determinando que el sector acuícola tendrá un rol más preponderante que en el plan de fiscalización del año pasado.
El programa de fiscalización de las resoluciones de calificación ambiental (RCA) del año 2017 establece 221 actividades de fiscalización, ocupando el sector de Pesca y Acuicultura el segundo lugar en el porcentaje de distribución de actividades de fiscalización ambiental, con un 16,3%, solo por detrás de la Minería, que abarca un 23,1% del total.
La relevancia que ha logrado la industria salmonera en las fiscalizaciones de la SMA se explican porque el sector es el que más RCA registra a nivel nacional, con más de 3.700 resoluciones, más conocidos como permisos ambientales.
La otra buena nueva vino desde SalmonChile, asociación que agrupa a las principales empresas productoras de salmón. Por vez primera el gremio transparentó sus principales impactos, tanto económicos, sociales, como medioambientales. Algunos tan polémicos como el uso de antibióticos a través de una informe de sustentabilidad, el que puede ser revisado abiertamente en el sitio web de la asociación.
Por el lado negativo, hace una semana Raúl Súnico, subsecretario de Pesca y Acuicultura, renunció a su cargo -tras la publicación de un reportaje de Ciper- en el que es vinculado junto a su esposa con la industria pesquera. La principal autoridad gubernamental en la materia habría favorecido a este sector en la tramitación de normas de regulación, desconociendo el programa de gobierno. Es así como las frescas mareas que se presentaban a comienzos de enero se transformaban en mareas más cálidas.
Esperemos que los próximos meses el sector salmonicultor traiga noticias más frescas, aunque las altas temperaturas registradas en esta época del año son propicias para la floraciones inusuales de algas nocivas. Estaremos atentos.