Inaudito: norma para regular contaminantes en la Cuenca del río Valdivia lleva 16 años en proceso
La Cuenca del río Valdivia es vital para la Región de Los Ríos, tanto de manera histórica, simbólica e hídrica. Sin embargo, existe una gran deuda entorno a su protección, debido a la inexistencia de normativas que garanticen el cuidado de los ríos de la región. La Fundación Terram, organización ambiental que trabaja la transparencia y resguardo de la naturaleza, publicó a fines de marzo de este año, un informe que da cuenta de la situación actual de 19 normas de calidad y emisión de contaminantes para el agua a nivel nacional, incluyendo la Región de Los Ríos. Fuente: Diario Sostenible, 19 de abril de 2022.
En el documento se identificó que ninguna de las normas analizadas a nivel nacional se encuentra al día, es decir, ocho de ellas están en etapa de elaboración, tres se encuentran en etapa de revisión y otras ocho normas se mantienen en retraso.
En conversación con Diario Sostenible, Flavia Liberona, bióloga de la Pontificia Universidad Católica y directora ejecutiva de Fundación Terram, destaca la demora que han tenido estos procesos en distintas regiones del país.
“En el caso de la normativa de agua todos los procesos de dictación de normas han sido extremadamente lentos, confusos y escasos. De hecho, en la actualidad y tras 28 años de existencia de la ley ambiental, solo se han dictado seis normas de calidad secundaria”, detalla.
Río Valdivia desprotegido
Entre los proyectos en estado de elaboración, se encuentra la normativa que debe proteger la Cuenca del río Valdivia, que lleva 16 años en elaboración y aún no cuenta con un proyecto definitivo para su protección.
Situación que hasta la fecha sigue siendo discutida y con constantes modificaciones antes de llegar a su elaboración final.
Dentro de los últimos requerimientos, en enero de este año la empresa Celulosa Arauco y Constitución (Celco) presentó una solicitud para cambiar los parámetros definidos en el anteproyecto (2017) donde se presentó el proceso de participación ciudadana y consulta indígena (2021).
El director ejecutivo del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile (UACH), Ignacio Rodríguez, enfatiza en el impacto negativo que ha generado el retraso de la normativa secundaria en la cuenca.
“En particular, la norma del río Cruces fue una de las primeras medidas que se quiso instalar luego del desastre del 2004 y por ende es absolutamente negativo que se haya demorado tanto en poder generarse en este río y probablemente esto aplica para todos los demás cuerpos de agua donde se han propuesto normas secundarias”, explica Rodríguez a Diario Sostenible.
Agrega además la importancia de que este tipo de proyectos entren en vigencia para el cuidado de los ecosistemas acuáticos del país, debido a que a diferencia de otros cuerpos legales que regulan el estado y calidad del agua, se acercan más a la ecología del cuerpo acuático.
Comienzos de una histórica norma
El proceso de esta iniciativa se remonta al año 2004 cuando ocurrió un episodio de contaminación del río Cruces, protagonizado por la misma Celulosa Arauco, que causó la disminución de las especies de cuello negro en el santuarito de la naturaleza de 5.091 a 553 ejemplares en solo un año, según se constato en investigaciones realizadas por Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Debido a esta situación en 2005 se inició el proceso de la norma que protege la Cuenca del río Valdivia, ubicada en las regiones de la Araucanía y Los Ríos, con una superficie de 10.275 m2 y que está compuesta principalmente por las subcuencas de los ríos Cruces, Calle Calle , el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter y su humedal.
Además, la parte alta de la cuenca del río Valdivia presenta un número importante de lagos conectados entre sí, entre los cuales destacan los lagos Calafken, Pirihueico, Neltume, Panguipulli y Riñihue, mientras que la parte baja está compuesta por el río San Pedro.
Este cuerpo de agua costero semicerrado es considerado como verdaderas áreas de crianza y hábitat debido a su función biológica irremplazable en la producción y desarrollo de numerosas especies, según detallan datos del Ministerio de Medio Ambiente (MMA).
Con el objetivo de resguardar este ecosistema, se empleó bajo la ley General de Bases sobre Medio Ambiente (N° 19.300), la norma de calidad secundaria que establece los valores de concentración y períodos máximos o mínimos de ciertas sustancias, cuyas presencia o carencia en el ambiente puede constituir un riesgo para la conservación del medio ambiente.
No obstante en 2014, cuando aún no se concretaba la normativa, nuevamente Celulosa Arauco fue protagonista de un desastre ambiental en el río Cruces, derramando 27,1 metros cúbicos de residuos químicos sin tratar, lo que provocó la muerte de más de 2.000 peces, incluyendo especies vulnerables y en peligro de extinción, además de generar riesgos en la salud de las personas del sector.
El proceso tomó un largo camino y después de diez años, el Ministerio de Medio Ambiente finalizó el proceso de elaboración y revisión del proyecto par la protección de las aguas de la Cuenca del río Valdivia, la cual a través de su publicación en el Diario Oficial, entró en vigencia en noviembre de 2015.
Trabas al proceso
En 2016, el Tercer Tribunal Ambiental de Chile admitió las primeras reclamaciones presentadas por Celulosa Arauco, Forestal Calle Calle y la Corporación para el Desarrollo de la Región de los Ríos (Codeproval), que acogían deficiencias sustantivas en los análisis generales de impacto económico y social.
En esta primera ocasión, Celulosa Arauco habría comenzado acciones legales para invalidar la normativa, debido a la dificultad que les representaría adecuarse a los nuevos parámetros.
Razón por la que se derogó en 2017 y se comenzó un nuevo proceso de elaboración del proyecto ese mismo año, a partir de un análisis general del impacto económico y social, junto con la realización de una consulta ciudadana, según señala una carta de la División de recursos naturales y biodiversidad al MMA.
Dos años después, en agosto de 2019, Codeproval, de la que también es parte Celulosa Arauco, solicitó que el anteproyecto iniciado en 2017, fuera anulado alegando que “presentaba modificaciones mínimas, con errores técnicos y deficientes, incorporando parámetros y límites abiertamente desproporcionados”.
Destacó además, que dado estos parámetros, no se podrían ejecutar nuevos proyectos en la cuenca y las actividades existentes correrían riesgo de no poder continuar sus operaciones, según la carta de solicitud de invalidación.
Petición que fue tomada en cuenta por el MMA y modificó el anteproyecto cambiando los valores normativos y continuando con el proceso para su elaboración definitiva.
Sin embargo, en enero de este año la normativa encontró un nuevo tope, dado que la empresa Celulosa Arauco, envió una carta de solicitud en la que alegó falta de fundamentos técnicos del expediente sobre algunos límites de parámetros, afirmando que estos, “son mucho más exigentes que los establecidos en la norma de calidad de referencia”.
Incierto estado actual
Dado el requerimiento de la Celulosa Arauco, el Ministerio de Medio Ambiente, dio plazo hasta el 30 de marzo para trabajar en la elaboración definitiva del proyecto. Según señala el Centro de Humedales Río Cruces, no se ha informado sobre el estado actual de la norma.
Desde la nueva Seremi de Medio Ambiente de la Región de Los Ríos, aseguraron a Diario Sostenible que prefieren no dar declaraciones sobre la situación.
Sin embargo la aprobación de esta norma sería fundamental, dado que establecería los limites y parámetros para la regulación de compuestos en los diversos ríos que componen la cuenca (ríos Cruces, San Pedro y Valdivia), debido a que hasta la fecha, según datos de los Planes y Normas del MMA, este sería el único proyecto en temas de protección de aguas de la Región de los Ríos que existe.
Así también su vigencia permitiría abordar problemáticas que afectan al Santuario de la Natrualeza y los humedales que forman parte de la cuenca, mejorando el monitoreo del agua y la toma de decisiones.
Eduardo Jaramillo, académico de la Facultad de Ciencias de la UACH y uno de los autores del diagnóstico sobre estado del Humedal Río Cruces y sus ríos tributarios (2015), comenta que este tipo de instrumentos de control deberían abordar diversos parámetros que aún no se han tomado en cuenta.
“No solo es necesario hacer normativas que regulen por ejemplo la entrada de químicos a un cuerpo residual como los humedales, estas normativas de algún modo deben incluir otras variabilidades naturales, como el cambio climático y el levantamiento continental, quizás no tienen que ser tan generales”, indica.
Por último, Liberona realizó un llamado urgente al actual Gobierno para dar a conocer cuál es su plan de trabajo respecto a las normas de calidad y emisión para las aguas, recalcando que según lo estimado por la ley ambiental, el gobierno tiene la obligación de establecer el programa de regulación ambiental 2022- 2023, la que ya está algo atrasada.